A lo mejor no sabéis cuál fue el primer restaurante especializado en baos de España, ya os lo digo yo, fue Buns & Bones. Pues bien, ahora inaugura un segundo local en la calle San Bernardo, muy cerca de Gran Vía, con una propuesta de comida callejera y carnes a la parrilla aún más atrevida que su predecesor de Antón Martín.
El espacio es parecido al anterior, pero más grande y con un look industrial muy elaborado. Detrás de la cocina esconde un elegante speakeasy o, lo que es lo mismo, un reservado para cenas de grupos, fiestas privadas y eventos. Buns & Bones conquistó al público madrileño con su estilo rompedor y callejero en los bajos del Mercado de Antón Martín, donde contrastaba con el tono castizo y algo bohemio de los restaurantes de la zona. Algunos incluso llegaron a decir que era como un local característico de Malasaña pero ubicado en el barrio de Lavapiés.
En su día, el primero de la cadena fue un tipo de restaurante totalmente distinto a lo existente en Madrid, que apostaba además por un plato que ya estaba conquistando el mundo pero que aún tenía escasa presencia en las cocinas de la ciudad: el bao bun. Casi dos años después, Buns & Bones inaugura esta segunda sede muy cerca del que muchos consideraban su barrio natural, en un privilegiado esquinazo junto a la Gran Vía.
Los Buns siguen ocupando parte importante de la nueva carta, donde comparten protagonismo con los Bones, productos que contienen ‘hueso’ en su interior: carnes, pescados o incluso mazorcas de maíz... asados a la parrilla de carbón vegetal.
El equipo de cocina liderado por Wilmer Alfonso López trabaja continuamente para renovar los platos de la carta de manera periódica para mantenerla a la altura de lo innovador del local. Novedades que también se trasladan al apartado ‘Ni Buns ni Bones’, que dota a la carta de mayor variedad de platos con ensaladas y platos de cocina street food, como la Tempura de verduras ácidas, dulces y picantes con salmorejo cordobés, los Rollitos de Hanoi vegetales o de pollo con hojas de lechuga y menta o el Pulpo a la brasa.
En general, el local ofrece un festín con toques asiáticos que se puede rematar con alguno de los delicados postres de la casa: Panna Cota, Mousse de té verde o la novedad en esta segunda sucursal, la Piña colada sin alcohol, en un ambiente confortable y desenfadado. En cuanto a las bebidas, Buns & Bones mantiene su apuesta por la cerveza Stella Artois de barril, así como una breve selección de vinos nacionales de pequeñas y jóvenes bodegas.
En su nueva localización, Buns & Bones no abandona el estilo callejero con el que nació y replica algunos de los elementos más identificativos del primer local. El mismo Marco Martínez se ha ocupado del diseño del espacio, jugando con el hormigón, paneles de containers, acolchados de capitoné y baldosas hidráulicas, éstas últimas con motivos gaudinianos idénticos a los baldosines del Paseo de Gracia de Barcelona.
El espacio, ubicado en un luminoso esquinazo con cinco ventanales a la calle, tiene cocina vista y una barra de siete metros de largo que sirve a la vez de mesa compartida para comer o tomar unas cervezas.
Además, Marco Martínez no ha querido dejar pasar la oportunidad de ofrecer comidas o cenas a grupos de amigos, compañeros de trabajo o familias que quieran celebrar en Buns and Bones una ocasión especial. Para ello han creado un espacio reservado o speakeasy con un chester gigante y barra propia de cócteles. Un elegante espacio de inspiración años 20 al que se accede atravesando la cocina del restaurante y que puede ser reservado también para fiestas privadas y eventos.
Por si estáis pensando en reservar, añado que el horario es de martes a jueves de 13:00 h a 16:30 h y de 20:00 h a 00:00 h; viernes y sábados hasta la 01:00 h y domingos de 13:00 h a 17:00 h y de 20:00 h a 00:00 h.
Más información | Buns & Bones
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