Cuando uno va al médico, o al dentista, le apetece que el lugar le de seguridad, y eso en la rama de la salud lo transmite la limpieza llevada al extremo, la esterilidad de todos los elementos, incluso del diseño, algo que el estudio de arquitectura Hago ha logrado con creces en esta clínica dental aséptica y futurista.
Desde que uno entra por la puerta, tiene la sensación de que ha viajado en el tiempo, a un mundo en el que los microbios, las bacterias y los virus ya no existen, o al menos que vivimos extremadamente protegidos de ellos. La gran pared de vidrio blanco difusamente iluminado que recibe al visitante tiene sin duda gran parte de responsabilidad.
Esa gran pared, que envuelve a las consultas más privadas, los rayos X y los laboratorios, es la que hace de nexo articulador de toda la clínica, alrededor del cual se organizan las circulaciones.
Como se puede apreciar en las imágenes, el blanco es el color predominante tanto en los suelos, techos y paredes como en el mobiliario, apoyado por una iluminación abundante y bien estudiada. El hecho de que se hayan escogido materiales continuos, o con juntas casi imperceptibles, no es anecdótico, pues reafirma esa idea de lugar perfecto en el que nada puede salir mal que los arquitectos y los dueños querían transmitir.
La única zona de la consulta que deja de lado el blanco es la recepción, donde se ha optado por una madera de haya que aporta un punto de calidez, pero sin renunciar a las formas envolventes y ligeramente curvas que van en esa línea marcada de futuro idílico.
He de confesar que me decepciona un poco que se haya escogido la Silla Barcelona de Mies van der Rohe para decorar algunas zonas de la sala de espera. No es que no me guste la butaca, que me encanta --como casi todo lo que hizo este gran arquitecto alemán-- pero es un recurso tan manido, que desmerece. Además, transmite un mensaje un tanto desconcertante: en el futuro se sigue utilizando como signo de modernidad un diseño de 1929.
En el otro lado de la balanza, aplaudo el diseño de los bancos de la zona de espera. Estoy seguro que los ojeadores habituales del catálogo de Ikea ya la habréis reconocido, pero para los demás, tan solo haceros notar que la silla sin patas que reposa sobre el banco corrido de madera, es un tuneo en toda regla de la silla Tobias, que vemos en su estado original justo enfrente.
Tras estos dos pequeños incisos, me despido no sin antes dejaros con un plano de la reforma --cuando no hay plano, siempre siento que me falta algo-- y una extensa galería de imágenes cortesía del fotógrafo Javier Callejas Sevilla. Por cierto, la clínica está en Málaga, por si tenéis alguna muela tonta y queréis que os la quiten en el futuro.
Fotos | Javier Callejas Sevilla Más información | Estudio Arquitectura Hago En Decoesfera | Espacios para trabajar: las oficinas de Hidrosalud en Valencia
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