Bueno, pues ahora si que si, que el buen tiempo, al menos por el centro de la península, ha venido a quedarse, así que al mirar por los ventanales y ver cómo está de dejado el patio me da mucha pena. Lo primero, aparte de quitar de las jardineras los hierbajos que han crecido selváticos y cambiarlos por preciosas flores de temporada de todos los colores, será un repasito a la madera del suelo deslucida y machacada por tanta lluvia.
Después procede empezar a pensar en qué colores y estilo vamos a decorar el sitio favorito de toda la familia. Los desayunos más agradables, las sobremesas más perezosas y las meriendas y deberes más frescos, por no hablar de las cenas interminables.
Este año el color que me obsesiona es el azul, el año pasado fue el fresa y el anterior el rojo con topos blancos. Ahora me pongo a buscar ambientes inspiradores para que el patio de mi casa parezca salido de las Mil y una noches con cabezas de Buda y candeleros en forma de pagodas y almohadones de seda brillante...
O mejor darle un toque ibicenco a rayas blancas y azules, playero y con jarrones de cristal llenos de arena de playa y conchas, un poco altos para que la brisa marina no apague las velas. Con un banco corrido encalado, repleto de almohadones blancos y azules de suave algodón ecológico.
El estampado turquesa también queda genial, sobre todo con las tumbonas que están bajo los limoneros de la esquina que destilan toda su fragancia, consiguiendo que tomar el sol sea un placer y sentirme como una diva hollywoodiense de los sesenta con los dibujos geométricos y psicodélicos.
En fin, miró por la puerta ventana y no termino de decidirme, porque "mi patio" es la terraza tendedero en la que comparten espacio lavadora y congelador con los balones, patinetes y armario de la limpieza...
¡Ay, si yo tuviera un patio, que bien lo decoraría!
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