El Café de Oriente es un lugar icónico en Madrid. Por sus salones de aire afrancesado han pasado grandes personalidades, desde poetas a intelectuales, pasando por políticos o miembros de la Casa Real. Sus meriendas son paradigmáticas, y su paletilla de cordero deshuesado, es un referente en Madrid.
Ahora, el Café de Oriente, situado en la plaza del mismo nombre frente al Palacio Real de Madrid, ha sido remozado para conservar toda su tradición ofreciendo un renovado aspecto, con unos renovados espacios, y una oferta gastronómica compuesta en un 40% de tradición y un 60% de fusión de la mano del chef Roberto Hierro. Y Decoesfera estuvo allí el pasado jueves, y hoy os lo mostramos.
La historia que ha inspirado el cambio se fundamenta en una narración creada por el propio impulsor y propietario del Café, Luis Lezama, basada en la historia de Salvador García, un indiano que tras la rendición de los últimos de Filipinas, vuelve desde España a tras pasar por Cuba, hacer fortuna en Argentina, y vivir en París.
De esta manera, manteniendo su esencia de siempre, pero quitándose la patina del tiempo y actualizando su imagen a las tendencias del siglo XXI, este icónico café madrileño, en el que su propietario ha estado muy implicado en el proceso de renovación, eligiendo muebles, cuadros y otros elementos decorativos comprados en distintas partes del mundo y que hoy podemos contemplar durante la visita.
En la planta sótano se encuentra el restaurante del Café de Oriente. Un atractivo espacio que ocupa las bóvedas del siglo XVII del antiguo Convento de San Gil, con un atractivo cromatismo de blancos y grises y mobiliario de diseño.
Particularmente, me encantaron las sillas de metal, combinadas con los renovados suelos de mármol o los bancos de las mesas de este restaurante que trata de evocar el ambiente colonial de los años 30.
O el hecho de decorar los nichos de los muros con atractivas verduras que dan un punto de color al sótano, o el haber conservado esta atractiva barra por la que ahora sale un hilillo de agua que relaja con su sonido, y con alguna flor para decorar sobre la lámina de agua.
Al fondo, también hay un acogedor salón con sillones y chimenea ideal para tomar una aperitivo o una copa mientras se espera a cenar o comer.
En esta misma sala hay otros espacios para reuniones de trabajo y comidas más íntimas, como por ejemplo, el Salón del Rey. Una pequeña sala que ha alojado importante reuniones y que ahora, manteniendo su esencia, ha sido sometida a un pequeño refresh.
Ya en la planta calle se encuentra el café propiamente dicho, conocido como el bistró. Un acogedor espacio en el que se puede desayunar, comer, merendar, cenar o disfrutar del afterwork y que ha conservado todo el sabor de antaño, aunque actualizándolo.
Entre los espacios más atractivos, sin duda, el sofá chester con la chimenea en frente, sus llamativos papeles de vivos colores y cierto aire tropical,o la barra de mármol.
Todo ello combinado con espectaculares lámparas, grandes espejos, suelos que recrean la baldosa hidráulica, molduras con angelotes... Un espacio perfecto para hacer un alto en el camino en el día a día de la capital española y disfrutar de un ambiente cuidado y de las delicatessen que ofrecen en este café.
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