¿Quién no se ha fijado alguna vez en el emblemático edificio de Telefónica en la Gran Vía de Madrid? En este edificio, primer rascacielos que se levantó en Europa, se esconde Wayra, un espacio lleno de creatividad e innovación en el que cualquiera querría trabajar. Wayra significa 'viento' en quechua, y además, es una aceleradora de proyectos de Telefónica destinada a ofrecer soporte integral a Star-Ups tecnológicas con un alto potencial de desarrollo.
Pero además de ofrecer apoyo financiero, las Stars-Ups también son invitadas a ocupar un espacio de trabajo, de convivencia e interconexión. En total, la Academia Wayra tiene sedes en trece ciudades de Europa y Latinoamérica, aunque hoy nos vamos a centrar en la sede que ocupa en la emblemática Gran Vía madrileña.
El diseño del atractivo interiorismo de este espacio, al igual que el del resto de sedes de Wayra, corresponde al Estudio QA, dirigido por el arquitecto Miguel Ángel García Alonso. Un diseño que ha sido pensando para poderlo implantar a nivel internacional en distintas ciudades.
Tal y como explican desde este estudio, el reto al diseñar Wayra era crear un espacio de trabajo común, coherente con la filosofía y la energía de estas jóvenes Stars-Ups. Y esta idea se transformó en un ecosistema interconectado, polivalente y con personalidad propia en el que pudieran reconocerse las oficinas del futuro.
Y precisamente, eso es lo que se respira cuando entras en Wayra. Se respira futuro y creatividad. A fin de cuentas, la creatividad es la base de la innovación, y precisamente, los creadores de este lugar querían incorporar este elemento al diseño del espacio, además de mezclar zonas de trabajo y de ocio en una gran planta diáfana en la que hubiera sitio para espacios públicos de interrelación, como el Ágora, creada como una gran plaza pública, sin desatender tampoco las necesidades de crear espacios espacios para la intimidad.
De hecho, en Wayra no hay puertas para evitar las barreras que levantan. Es un gran espacio en el que el negro es el color predominante, lleno de elementos flexibles y polivalentes que pueden ser trasladados en cualquier momento para darles distintos usos. El suelo disponible está acotado por módulos acabados por pizarras customizables para separar las oficinas de unas empresas y otras.
Estas pizarras son uno de los elementos más destacables del diseño,ya que permiten personalizar los espacios de cada una de las empresas, además de servir de soporte de ideas e información, tal y como podemos ver en el espacio ocupado por Dum Dum.
En todo Wayra existe una importante interconexión entre las zonas de reunión de trabajo formales e informales, y con las zonas de ocio y relajación. Esta forma de dar continuidad a todo el espacio permite incentivar el trabajo en un ambiente de mayor distensión.
Como podéis ver en las imágenes, los espacios de relax tienen un acentuado carácter lúdico, gracias a la presencia de mesas de ping pon, columpios o push, situados entre paredes que dan color al espacio psicodélicas formas que parecen dibujadas en la pantalla de un ordenador.
Pese a la sencillez y modernidad de la decoración de Wayra, los diseñadores han querido darle un toque vintage al espacio mediante el mobiliario utilizado. Los muebles se reducen básicamente a sillas y puestos operativos con pequeñas pinceladas vintage.
La idea de incluir este toque vintage quiere recordar el nacimiento de este tipo de empresas tecnológicas en los confortables garajes estadounidenses, y de ahí que se le haya pretendido dar esa estética 'garaje' y casi doméstica a muchos de los espacios de Wayra.
Y antes de acabar, y por si no se pueden relajar en cualquiera de los butacones, sentando en un columpio o jugando una partida de ping pon, los trabajadores de estas Starts Ups no tienen nada más que levantar los ojos de su puesto de trabajo y disfrutar de las impresionantes vistas de la capital española.
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