Son muchas las personas que se encargan de lavar la ropa en casa que no tienen ni las más mínima idea de cómo se hace este proceso y qué rituales tiene, y que se conforman con darle al mismo programa de la lavadora durante años porque es el más económico, rápido y versátil.
Sin embargo, hacer la colada tiene una serie de rituales impepinables como separar la ropa entre prendas blancas y de colores, y vigilar mucho el alcance de las temperaturas para no encoger prendas de diferentes tejidos.
Dicho esto, lavar al revés las prendas es una de esas necesidades impuestas por los siglos de los siglos que muchos no parecen entender y que consideran, simplemente, un gasto de tiempo inútil.
Grandes ventajas
Y, ciertamente, no se puede negar bajo ningún concepto que darle la vuelta a la ropa sea una cierta inversión de tiempo, pero eso no quita que sea inútil o en balde, pues tiene algunas (grandes) ventajas.
En primer lugar, al girar la ropa, esta se estará lavando de la parte más sucia: la que entra en contacto con nosotros. Las escamas de piel, secreciones y efluvios corporales varios ensucian mucho más que todo el humo de la ciudad.
Estos elementos son los responsables del olor a sudor y de los aromas que impregnan algunas prendas y que son muy difíciles de quitar, sobre todo en verano. Lavar por ese lado es altamente recomendado en estos casos.
Asimismo, los enganches que a veces se producen con cremalleras o salientes de prendas con alguna joya o tachuela, se eliminan casi por completo con este sistema, quedando siempre dentro de estas.
Secado sin pérdida de color
Igualmente, el secado al sol puede conllevar absorción del color (especialmente cuando la prenda pasa muchas horas expuesta). Haberla lavado al revés nos garantiza una mayor protección (y ya no le tendremos que dar la vuelta igualmente).
El gran inconveniente de todo ello es, ciertamente, la pérdida de tiempo acumulada que genera darle la vuelta a toda la colada, pero se pueden implantar sistemas para que toda la familia eche la ropa a lavar directamente de este modo, por ejemplo.
Asimismo, también hay que analizar en cada caso si la ropa es realmente duradera y una inversión a preservar o se trata de prendas de mala calidad que, de uno u otro modo, sucumbirán al desgaste de los detergentes porque nos vestimos con moda low cost o porque son prendas, por ejemplo, infantiles, llamadas a durar dos telediarios.
En esto también tiene un importante papel nuestra apuesta por la sostenibilidad: ¿queremos ropa que dure o somos voraces máquinas de comprar en la hambrienta maquinaria de la moda?
Estos parámetros varían en cada hogar y es preciso analizarlos detenidamente para valorar si, con todo, merece la pena darle la vuelta a la ropa.
Foto | Pixabay, Cottonbro studio/Pexels y Nothing Ahead/Pexels.
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