Hace cosa de un año, cuando me vine a vivir a mi nueva casa y sabiendo que no tendría calefacción, decidí comprarme un calefactor de aire, también conocido como termoventilador, con el objetivo de que me mantuviera calentito durante los dos meses que hace un poco de frío por estos lares.
Como tengo la manía de no comprar cosas que no me gusten, entre todos los modelos a escoger elegí el Solac TH8310; el más bonito de todos con diferencia. Además, si no recuerdo mal, su precio era muy comedido, entre 25 y 30 euros.
De todas formas, el objetivo de un calefactor no es decorar la casa, sino calentar, ser fiable y cómodo de usar. Veamos que tal cumple su cometido.
Aspecto exterior
Aunque ya lo he mencionado, me reitero, es muy bonito. No solo por su forma de media esfera, sino por el acabado de sus materiales, que le dan un aspecto metálico a pesar de estar hecho en plástico por cuestiones obvias.

También juega a su favor el hecho de ser muy pequeño, tiene tan sólo 27 cm de diámetro y 13,5 cm de altura. Como, además, pesa menos de un kilo, nos permite llevarlo cómodamente de un lugar a otro con una sola mano.
Características técnicas
Las características del calefactor no son nada en especial, incluye lo habitual en este tipo de aparatos; dos posiciones de potencia (1000-2000w), termostato regulable y termostato de seguridad.
También incluye una posición anticongelación, que únicamente es para evitar temperaturas inferiores a 0ºC en la habitación. No se me ocurre ninguna situación en la que lo pueda utilizar, aunque igual en sitios donde haga mucho frío se puede dejar enchufado por la noche en esa posición, para no despertarse convertido en un témpano.

El control de las diferentes opciones del aparato es muy sencillo, con dos ruedas controlamos todas sus funciones. Con una podemos elegir la potencia (apagado, 1000w o 2000w) y con la otra regulamos el termostato en siete posiciones diferentes más la mencionada de anticongelación. Cuando en la habitación se alcance la temperatura indicada, él solo se apagará hasta que ésta descienda de nuevo.
Esta función es interesante para reducir el consumo de electrididad y que la habitación no se caliente en exceso, aunque dependiendo del frío que haga y la posición que elijamos, puede no llegar a apagarse nunca, ya que la temperatura que necesita alcanzar para ello es bastante elevada.
Prueba
Una vez encendido, el calefactor cumple perfectamente su cometido, calienta que da gusto, tanto que conviene no tenerlo demasiado cerca, especialmente si lo ponemos a la máxima potencia.
Para caldear una habitación al llegar a casa es especialmente útil, ya que en pocos minutos consigue templar la estancia, después se puede poner al mínimo para que de vez en cuando se encienda y mantenga la temperatura.

El problema aparece cuando intentamos calentar un espacio más grande, como el salón o el comedor. El mío tendrá unos 20 metros cuadrados y realmente nunca se llega a una temperatura a la que te apetezca apagarlo.
Otro aspecto negativo es el sonido que emite al funcionar, no es que este modelo sea especialmente ruidoso, pero al cabo de un rato puede ser molesto, sobre todo si estás trabajando o viendo la tele.
Pero no todo iban a ser malas noticias, una de las cosas que más me gusta es que incluso después de estar encendido durante varias horas, ninguna de las piezas exteriores se calienta, si acaso ligeramente la parrilla por donde sale el aire, pero nunca lo suficiente para quemar. Algo a valorar, sobre todo si tienes niños o animales en casa, que pueden tocarlo por accidente o simplemente por curiosidad.

En la misma línea de protección, también conviene mencionar que el termostato de seguridad se activa en alguna ocasión, apagándose si la temperatura interior del aparato es excesiva o si la humedad exterior pone en peligro su correcto funcionamiento. Te deja un poco tirado en ese momento, pero mejor eso que un cortocircuito.
Conclusión
El calefactor Solac TH8310 es una buena compra si lo que quieres es calentar rápidamente habitaciones pequeñas y medianas, con un precio comedido, un tamaño reducido y un diseño impecable. Para estancias mayores, no es la solución más adecuada, aunque puede sacarte de un apuro.
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4 comentarios
minue
Cierto, como ya he mencionado, es sólo adecuado para habitaciones pequeñas y medianas, las demás le vienen grandes.
Yo lo uso para quitar el helor del principio, nada más llegar a casa, si lo dejas mucho rato reseca el ambiente, aunque dónde yo vivo eso no es demasiado problema porque hay mucha humedad, así que incluso se agradece.
Saludos y gracias por comentar.
Morthylla
En Chile, donde las casas tienen muy mal aislamiento térmico, hace unos años se puso muy de moda comprar estos termoventiladores para calefaccionar en vez de las normales estufas de gas o parafina. Mi madre se hizo fan de ellos de inmediato, porque el calor se propaga primero por el suelo, calentándole los pies rápidamente. Pero yo que siempre tengo frío en la espalda, creo que son incapaces de mantener una habitación caliente como primera fuente de calefacción. En mi opinión solo sirven para temperar inicialmente una habitación fría mientras la calefacción a gas o radiador se encienden paralelamente.
Mr. Payton
Estoy de acuerdo con Morthylla. Yo uso uno en el estudio, q es pequeñito, y al rato lo tienes q quitar porq no puedes ni respirar... por lo q sirve sólo para temperar. Sinceramente, lo veo más para habitaciones medianas.
Por otra parte, bonito es... a mí me ha encantado... y tiene más o menos los mismos aspectos positivos y negativos q los demás calefactores... salvo q el diseño es mucho mejor.
achillea
La verdad es que es un calefactor muy interesante, tanto en diseño como en prestaciones. No hay que olvidar que un calefactor es complicado (por no decir prácticamente imposible) que alcance la eficiencia de un sistema de calefacción. Muy buen apunte!