Si hace unos días os hablaba de que no me parecía una buena idea incluir un mural del abecedario en el cuarto de un bebé, hoy en me reafirmo en que sí que lo es el uso de murales educativos pero en habitaciones de niños de mayor edad, la idea es elegir una de las paredes del dormitorio, personalmente no elegiría la pared en la que está colocada la cama, sino una que esté orientada hacia la zona en la que el niño suele jugar y ahí colocaría el mural.
Los murales de pared podemos hacerlos nosotros mismos o comprarlos ya hechos y limitarnos a su colocación, los hay de mayor o menor tamaño dependiendo de las dimensiones de la habitación y la superficie que queramos ocupar y los hay que se venden por partes para que configuremos el conjunto nosotros mismos, hay infinidad de temáticas para elegir, pero de los deportes o relacionados con cuestiones educativas bien elegidos pueden resultar muy interesantes.
Se trata de combinar la diversión con lo pedagógico, si el mural es muy serio o sobrio al niño no le gustará, es por eso importante que tenga colores alegres y un aspecto divertido, eso en cuanto a las formas, pero el fondo puede ayudarle al niño a aprender cosas de lenguaje, geografía, matemáticas o ciencias naturales, tampoco se trata de agobiar, ni de sustituir libros de texto o técnicas de estudio, sólo de despertar su interés hacia ciertas disciplinas.
He seleccionado en este caso la opción del mapa mundi y de nuevo el abecedario pero en esta ocasión en un mejor contexto, un cuarto más amplio y desahogado, el mapa me parece muy interesante además de divertido, en el se le pueden enseñar al niño no sólo los continentes y los países, sino las diferentes culturas, puede servir incluso de inspiración para juegos y cuentos, lo del abecedario me parece menos durable, durante un período de tiempo puede resultar curioso, pero me da la impresión de que es fácil que llegue a aburrir.
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