Hay muchas formas diferentes de pasar el confinamiento, dependiendo de cómo sea nuestra vivienda y de cuántos vivamos en casa, la situación puede cambiar radicalmente. Una familia poco numerosa con una casa amplia no tendrá grandes problemas para repartir espacios y que cada uno pueda pasar ratos a solas con cierta privacidad, pero en las familias grandes casas de tamaño medio, el dormitorio se convierte en estos días en el espacio privado en el que disfrutar de un poco de intimidad.
Compartir el confinamiento con la familia está bien, pero teniendo en cuenta que esto es 24 horas siete días de la semana y que vamos camino de estar así como mínimo un mes, muchos también necesitamos algún rato de soledad, ya sea para concentrarnos en el trabajo, para relajarnos haciendo ejercicio, para dedicarlo a alguna de nuestras aficiones o, simplemente, para no hacer absolutamente nada durante unos minutos al día, para todo esto el lugar perfecto es el dormitorio.
Vivimos una situación muy delicada conscientes de que mucha gente está viviendo en primera persona o muy de cerca problemas graves de salud, los peores sin duda, y otra está pasando serios apuros económicos derivados de la crisis asociada a la situación, después están los que tienen que trabajar aún más de lo habitual porque por su profesión resultan totalmente imprescindibles en esta lucha y finalmente estamos los que tratamos de aportar nuestro grano de arena con algo tan sencillo como quedarnos en casa.
Dentro de este grupo, de personas que sin verse gravemente afectadas por la crisis del Covid-19 sí tienen que respetar lógicamente el confinamiento, están los que lo llevan razonablemente bien porque ya se han adaptado a la situación e incluso le ven aspectos positivos, como disfrutar de cosas que en el ritmo frenético del día a día pasaban desapercibidas, y los que lo llevan fatal aunque con resignación. Para estos últimos va esta reflexión sobre la importancia de contar en la casa con un espacio privado para cada miembro de la familia, al menos durante una parte del día.
Un refugio para la lectura
Es genial hacer planes para cuando todo pase, pero tanto o más importante es tratar de encontrar opciones para disfrutar, en la medida de lo posible, en el presente. Puede parecer difícil, pero es fundamental desconectar de vez en cuando de las noticias y de la realidad que nos rodea para seguir adelante después con más fuerza, un libro puede ser la herramienta perfecta para conseguirlo y en nuestro dormitorio podemos crear el rincón de lectura ideal.
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Si hay espacio para un asiento tipo butaca, con una mesita auxiliar y una lámpara de pie mejor que mejor; pero si no es así, la propia cama con la mesilla de noche también nos puede servir. Coloca bien los cojines y las mantas, son ellos los que maximizarán el confort en la superficie de tu cama, asegúrate de contar con una buena iluminación y déjate llevar por la historia que estés leyendo, transportarte mentalmente a otros lugares, acercarte a sus personajes... No podemos viajar con el cuerpo, pero sí con la mente y la lectura nos facilita enormemente esa evasión.
Tu rincón para hacer ejercicio
Hay familias que hacen ejercicio unidas, pero también hay quien prefiere para practicar deporte, o hacer yoga o pilates por ejemplo, un poco de intimidad. Son actividades que requieren de cierta concentración y muchas veces no es fácil desarrollarlas en espacios comunes con más personas haciendo otras cosas alrededor... Una vez más en el dormitorio podemos encontrar la solución.
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Hace unos días hablábamos en Decoesfera sobre cómo montar un gimnasio en casa, tal vez no tengamos espacio para un gimnasio muy completo pero una esterilla (o a falta de ella una alfombra), un espejo y algunos pequeños accesorios nos pueden ayudar a movernos y romper con el sedentarismo sin salir de la habitación.
Un lugar especial para tus aficiones
También en estos días estamos retomando aficiones que teníamos abandonadas o desarrollando destrezas que ni sabíamos que teníamos... El dibujo, la pintura, la escritura, la música, la costura o la calceta son algunas de ellas, no teníamos tiempo que dedicarles pero ahora sí. Aunque seríamos muy felices si pudiésemos seguir con nuestras vidas sin tiempo para estos hobbies, la realidad es que ahora lo tenemos y es bueno aprovecharlo y para ello necesitamos un lugar especial en que poder dedicarles un rato cada día.
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Una mesa auxiliar con algún módulo de almacenaje puede ser suficiente para montar un mini atelier dentro del dormitorio, hay que colocarlo en una zona bien iluminada, accesible pero sin obstaculizar el resto de funciones de la habitación y podemos darle un toque especial con unas flores secas o unas velas, en general, con algún detalle de nuestro gusto que nos ayude a personalizar ese rincón.
Nombramos aquí tan solo algunos ejemplos de cosas que podemos hacer en la habitación a solas para sentirnos mejor, también podemos dedicar tiempo a rutinas de belleza, a ver un capítulo de nuestra serie favorita o simplemente relajarnos sin hacer nada... Esta necesidad de estar a solas con nosotros mismos en casa y las ideas sobre como conseguirlo, coinciden en gran medida con las propuestas que hacía IKEA esta semana de la mano de Patri Psicóloga en ese sentido.
Fotos | IKEA
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