Debían ser mediados de los 90 cuando mi madre se empeñó en pintar el salón en tonos salmón. A día de hoy nos puede parecer un tono muy dificil de combinar y aguantar, pero entonces era lo más de lo más. Naturalmente, tres años después, el salmón (y el gotelé) fue sustituído por un blanco roto que ha ido variando en las mismas gamas hasta día de hoy.
Me ha sorprendido encontrar varias propuestas en tonos salmón de decoradores e interioristas internacionales, parece que todo vuelve en decoración, incluidos los tonos salmón en las paredes.
Combinado con blanco y negro, este primer ejemplo me ha gustado bastante. El negro brillante, casi lacado le da modernidad y le quita ese puntito fin del siglo XX.
En este salón se ha apostado por un tono salmón suave, con la decoración adecuada, grandes ventanales y los textiles étnicos resulta elegante y sofisticado. Detallazo del espejo dentro de la chimenea, da profundidad y nos inspira para crear decoraciones increíbles.
¿Qué os parece? Apostáis por el salmón? Todo vuelve en decoración.
Imágenes | Domino
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