Este piso de 100 metros cuadrados ubicado en la ciudad brasileña de Sao Paulo, ha adaptado para cumplir con todas las necesidades de sus jóvenes propietarios.
Antes de la reforma, la casa contaba con tres habitaciones y ahora cuenta con dos habitaciones tipo suite. La tercera habitación ha servido para dar más tamaño al espacio de día que integra en el mismo espacio la cocina, el comedor, la sala y una zona de despacho. A este espacio también se ha incorporado el antiguo balcón que ahora es una gran cristalera que da paso a la luz y a unas bonitas vistas de la ciudad.
La zona mas destacable de la casa es la gran sala de estar o salón que el equipo de David Ito Atquitectura, encargado de la reforma, ha preparado para que sirva a las múltiples funciones que demandaban sus clientes.
Una de las principales necesidades de los dueños era tener una sala de estar en la que poder realizar tres funciones distintas: ver películas, reunirse con amigos y tener un despacho, que debía estar en el lado opuesto del televisor.
El gran sofá modular verde es el elemento clave para conseguir desarrollar cómodamente estas tres funciones. Sus grandes módulos permiten hacer distintas composiciones con las que dar solución a las distintas funciones y necesidades del momento.
La gran alfombra sobre la que se encuentran el sofá convertible, enmarca la zona en la que hacer las distintas composiciones.
El color alegre y el confort del gran sofá contrasta con el continente del espacio. En todo el apartamento los materiales quedan a la vista. El hormigón del techo, los ladrillos pintados de blanco, la madera freijó -con la que están hechos los numerosos los muebles a medida del apartamento- y el hierro, transmiten su esencia a la casa. Algo a lo que también contribuye los suelos de madera ipê originales del apartamento, de finales de los años 70, que han sido renovados y ayudan a marcar esa esencia y nos hablan de los orígenes de la casa.
En el estudio de David Ito nos explican que la decisión de dejar en bruto las paredes y el techo se debió en parte, a la baja altura del techo. Esto les llevó a eliminar los revestimientos del techo para mostrar el hormigón original, que se reparó cuando fue necesario.
Como el techo es de hormigón, no hay puntos de iluminación en el techo del apartamento, a excepción de la lámpara del comedor.
En todo el piso, la iluminación es oblicua y está instalada en los estantes de hormigón y piezas de madera a medida. La iluminación oblicua permite un ambiente más agradable, acogedor y limpio.
En el comedor destaca una gran mesa hecha a medida y personalizada para los clientes. La parte superior está hecha de madera de freijó, -la misma que se usa en todas las demás piezas de madera hechas a medida- , y la base en forma de "V" está hecha sobre una placa de hierro. La letra "V" insinúa el apellido de los clientes.
Esta mesa se une a la isla que da acceso a la cocina abierta. Una cocina con muebles sobre las paredes de ladrillo que mantiene la estética de toda la sala.
Otro punto importante del programa de necesidades era que hubiera abundante vegetación en muchos lugares del apartamento. Las plantas y las macetas llevan el color verde a muchos rincones de la casa.
Las habitaciones mantienen la misma estética y elementos de la zona común: madera, hormigón, iluminación verde y oblicua.
En los baños, incluso el lavado está realizado con cemento. En las paredes se han usado baldosas cerámicas grises como referencia a la propia ciudad de São Paulo, conocida como la "jungla de hormigón".
Un proyecto coherente y vivo, que cambia según las necesidades de sus habitantes y que mira (y se inspira) a la ciudad en la que se encuentra.
Vía David Ito Arquitetura Imágenes Maira Acayaba
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