Uno de los mayores atractivos del programa de Bertín "En tu casa o en la mía" es poder entrar en las casas de los entrevistados. Esto satisface nuestro lado más cotilla,"-perdón, curioso" que necesita saber dónde y cómo viven los entrevistados y sobre todo, si esa casa se corresponde con la que hubieras imaginado para el personaje en cuestión.
De ahí mi entusiasmo cuando creí ver la que era la casa de Miquel Iceta en Barcelona. Por la hechuras del salón se reconocía un piso "bueno" del centro de Barcelona donde no faltaban el suelo hidráulico recuperado del salón, las carpinterías antiguas, las molduras y los techos altos del inmueble. El piso estaba muy actualizado en cuanto a las tendencias con una pared del salón azul oscuro o cobalto, el sofá de cuero natural, piezas de diseño como la butaca Plywood de los Eames, grandes macetas con plantas...(-¡bien Miquel!)
Estaba yo a otra cosa así que no prestaba mucho interés al contenido cuando de repente les vi en la cocina -No; -¿De verdad?; -No puede ser. O Miquel Iceta es decorador frustado o su pareja es interiorista, o se acaba de mudar y le han diseñado esa cocina hace dos días. Tan tan trendy, tan Love or List it. Me la pido todo claro.
Ahí tocaba ya busca rápida en Internet. Pues claro que, no es la casa de Miquel Iceta, ni la de Inés Arriamadas ni siquiera la de Bertín. Es un pisazo del centro de Barcelona que se alquila y que el programa lo ha usado como plató ocasional y al que han incorporado parte del mobiliario (plantas, sofá, cuadro...)
La explicación de que no hayan querido abrir su casa (ni él, ni Ines), la encontramos en aquello de la comunicación y la imagen tan importante en todos los ámbitos y más en política. Y es que, lo que "delata" una casa de sus propietarios acerca de sus gustos, sus aficiones o su posición económica es mucho y es muy difícil, sino imposible que guste o más bien que no disguste a mucha gente.
De hecho, casi ningún político lo ha hecho. Ni Rajoy, ni Zapatero, ni Rivera. Sí lo hizo Pablo Iglesias con Ana Rosa Quintana y por vivir en el pisito de la abuela, (tal cual), con un estilo más cercano al de Cuéntame que al de un chico de treinta y tantos, le llovieron críticas por todos los lados. Al parecer ser muy de izquierdas no debe ser suficiente para justificar según que cosas.
Nos quedamos con las ganas, por tanto, de conocer la parte más íntima de los personajes que entrevista Bertin que sólo se consigue si entramos en sus casas. De hecho, cuando no se cumple el formato oficial u oficioso de "En tu casa o en la mía" me queda un ligero regusto a estafa, como si fuera un pequeño timo. Pero vamos a ser positivos y a quedarnos con lo bueno que es de agradecer que el equipo del programa nos presente casas bonitas y representativas de la zona como la de ayer. Sólo por ver esa cocina, a mí,ya me mereció la pena.