Convertir un garaje abandonado en una preciosa casa de jardín ha sido la tarea de los arquitectos del estudio Act_Romegialli, que han logrado transformar el espacio completamente pero respetando la esencia de la estructura original.
Situado en las laderas de los Alpes italianos, este garaje era el anexo de una casa de verano, aunque su uso había quedado relegado a trastero. Sin embargo, tras la renovación, ahora es un lugar perfecto para celebrar comidas en el jardín y reunirse para pasar las cálidas tardes de verano rodeados de vegetación.
Conservando prácticamente toda la estructura de muros de piedra y forjado de hormigón, la intervención se ha centrado en crear una nueva piel a partir de una sub-estructura de perfiles de hierro galvanizado que permite crecer a la vegetación alrededor de toda la casa, con diferentes tipos de trepadoras que aseguran una vegetación constante pero variada a lo largo del año.
Pero más allá del increíble efecto que crea la envolvente de esta pequeña casita, toda una apología de las fachadas jardín, lo que me parece más interesante aún es lo bien que se han escogido los materiales para remozar el interior y adecuarlo a su nuevo uso.
Así, se ha combinado la piedra y el hormigón existentes con un suelo de tablones de madera reciclados de otras obras, mientras que se ha utilizado el mismo acero galvanizado de la la estructura exterior para las ventanas y también para la gran encimera de cocina que domina el espacio central.
A este espacio se accede directamente desde el exterior, ya que ocupa el lugar donde antes debía aparcarse el coche, solo que ahora la pérgola se encuentra cerrada por estas puertas acristaladas de acero galvanizado y un sistema de ventanas plegables sobre la encimera.
Me gusta especialmente cómo el reflejo de los cristales da la sensación de que el suelo empedrado que lleva hasta la entrada continúa en el interior de la casita, así como también que se pueda ver a través, de un lado al otro, creando una fluidez espacial que invita a entrar.
Tampoco podía pasar por alto algunos detalles de la cocina, que tiene un toque mezcla de rústico e industrial muy atractivo, algo que se aprecia especialmente en la grifería, compuesta por dos llaves de paso y dos trozos de tubería que se unen en uno solo para formar un grifo tan sencillo como escultural.
Además de la zona principal, la casita cuenta con un pequeño espacio más privado al que se accede tras una puerta corredera de madera y acero galvanizado. Aquí encontramos un pequeño comedor con vistas a la montaña a través de un gran ventanal que se abre paso entre la densa vegetación.
Sin duda un gran trabajo de los arquitectos Act_Romegialli que han transformado este garaje abandonado en una preciosa casa de jardín a la que me mudaría ahora mismo para pasar todo el verano.
Vía | Designboom Imágenes | Marcello Mariana Más información | Act_Romegialli En Decoesfera | Mini piscina de Kos, un complemento perfecto para el jardín
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