Vamos a suponer que tenemos unas cuantas hectáreas de bosque en un clima templado, no muy caluroso en verano, y a ser posible con lago. Supongamos también que es una zona protegida, en la que solo se permiten pequeñas cabañas, o que la casa está en la otra punta de la propiedad. Entonces puede que nos interese esta preciosa cabaña invernadero para disfrutar las noches junto al lago.
Es por tonterías como está cabaña acristalada por la que me gustaría vivir en Estados Unidos, comprarme un terreno escandalosamente grande por “cuatro perras” a una distancia razonable de algún pequeño pueblo (y con cobertura 3G), y gozar de la naturaleza día sí día también.
Porque no me negaréis que ahora mismo os daríais un baño en el agua helada de ese lago, os secaríais y os echaríais a ver como anochece tumbados en la cama, disfrutando de como los colores del cielo cambian del azul al negro pasando por los rojos, los amarillos y los violetas. De como la luz se filtra entre las hojas de los árboles mientras pierde su intensidad para dejar paso a la luna y las estrellas.
Pero no toda la belleza aquí es cosa del entorno, este pequeño híbrido entre cabaña de pescador e invernadero tiene un encanto especial. Consigue algo que solo había visto en la Casa Farnsworth de Mies van der Rohe, y es apoderarse del entorno y resguardarse de él al mismo tiempo.
Obviamente, no es un lugar en el que vivir ni mucho menos, pero como pequeño refugio en el que pasar un par de noches, a resguardo de las inclemencias del tiempo sin alejarse un ápice de la naturaleza, es simplemente perfecto.
Vía | Fubiz
Más información | Avanto Architects
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