Vivimos tiempos extraños para toda una generación. La amenaza de una tercera guerra mundial se cierne sobre el mundo desde que Rusia decidiera invadir Ucrania, con un conflicto que no para de agravarse conforme pasan los meses.
En los últimos días, la guerra se ha recrudecido, y la posibilidad de que la guerra se extienda es una probabilidad que está sobre la mesa de los gobiernos de medio mundo. De hecho, los países nórdicos han lanzado varias recomendaciones para que la población sepa que hacer si hay guerra.
Incluso países como Lituania han elaborado planes para evacuar de forma masiva a su población en caso de que Rusia invada su territorio. Y junto a este tipo de medidas, los búnkeres están cobrando protagonismo de nuevo. Tanto los públicos, como los privados.
Un refugio nuclear de lo más lujoso
Normalmente, tenemos la imagen de los búnkeres como lugares fríos y funcionales donde protegerse de bombardeos, o incluso de una guerra nuclear. Pero también los hay lujosos y perfectamente equipados para sobrevivir sin que se eche en falta la vida exterior.
Sobre todo, en países como Estados Unidos hay una tendencia para crear ese tipo de búnkeres a los que no les falta un detalle. Y el refugio nuclear que os traemos hoy es el mejor ejemplo de esta nueva generación de búnkeres.
Está situado en Kansas, y está valorado en nada más y nada menos que en 30 millones de dólares. El búnker apenas es visible en la superficie, ya que solo es visible una cápsula camuflada que ha sido diseñada para soportar una ojiva nuclear de 20 kilotones.
Pero en el interior, esta instalación subterránea dispone de 1.800 metros cuadrados repartidos en varios apartamentos capaces de albergar a 75 personas. Y todas esos apartamentos están disponibles para ser comprados.
Los precios de las residencias situadas dentro del búnker oscilan entre los 1,3 millones de dólares los más pequeños, y los 2,4 millones de dólares en el caso de los apartamentos completos de una planta
Los detalles de este búnker fueron publicados en un vídeo de Youtube de Rob Hubbard, director ejecutivo y fundador de Atlas Survival Shelters, una empresa especializada en viviendas capaces de resistir al apocalipsis.
Las paredes exteriores del búnker tienen 40 cm de espesor, y cuentan con protección adicional en forma de una capa de bloques de hormigón de 13,7 metros diseñada para ser flexible y absorber ondas de choque.
En la parte más mundana, el refugio tiene desde una gran piscina cubierta a la que no le falta ni tobogán, además de parte para perros, un salón de juegos, un cine, una zona de escalada o un campo de tiro.
También hay un jardín hidropónico, y varios almacenes repletos de comida enlatada. También hay una tienda para que los habitantes del refugio puedan comprar productos de primera necesidad, además aulas para niños, un gimnasio, un pub y una pequeño centro médico.
A nivel técnico, el refugio cuenta con un tanque subterráneo de diésel de 95.000 litros capaz de alimentar a dos generadores para hacer funcionar toda la instalación. No falta tampoco un depósito que mantiene un suministro constante de agua dulce en el lugar, y un sistema de filtración para proteger el aire interior de los efectos de las armas nucleares, biológicas y químicas.
Al búnker no le falta ni un guardia armado en la entrada para proteger las instalaciones de visitantes no deseados, ni una sala de descontaminación con máscaras antigás, trajes radiológicos y equipos contra riesgos biológicos.
Fotografías | Atlas Survival Shelters / Youtube
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