El volumen de esta casa de mercadas líneas rectas y de un blanco inmaculado genera un elegante contraste con las piedras y el verde de la colina sobre la colina de Calpe, Alicante, sobre la que sitúa.
Su impecable color blanco sirve de marco a los distintos azules, el del cielo, el mediterráneo y el de su piscina que parecen competir entre ellos.
El espacio que ocupa y su disposición sobre el acantilado nos habla de las mejores cualidades de la arquitectura; como la de hacer posible el construir una casa en el aire.
El volumen de la casa es respetuoso con el espacio
El proyecto es obra del estudio de arquitectura valenciano, de Fran Silvestre Arquitectos. Desde donde nos explican que esta vivienda nace sobre un solar abrupto que mira al mar, en donde apetece quedarse por su innegable belleza. La sensación al iniciar el proyecto era que lo mejor era no hacer nada. Se hacía necesario por tanto respetar al máximo la belleza del lugar por eso se planteo como una una pieza o volumen que respeta el perfil natural del terreno.
Dada la fuerte pendiente de la parcela y la voluntad de desarrollar la vivienda en una sola planta optaron por una estructura tridimensional de pantallas y losas de hormigón armado que se adapta a la topografía realizando el mínimo movimiento de tierras posible.
Esta estructura monolítica anclada a la roca genera una plataforma horizontal ,en la cota de acceso desde la calle, en la que se ubica la vivienda.
La zona de la piscina se encuentra a una cota inferior en una zona plana existente en el solar. La estructura de hormigón se aísla térmicamente por el exterior, con un estuco de cal liso, flexible y blanco como acabado. El resto de materiales, paredes, pavimentos, grava de la cubierta...mantienen el mismo color enfatizando el carácter unitario.
Un interior blanco que potencia las vistas, también las de la colina
La unidad e identidad del proyecto se hace patente también en su interior donde todos los planos (solados, paredes, techos...) son blancos. También las carpinterías y muebles de cocina y baño. Esta unidad cromática y las líneas rectas nos transmite mucha calma y convierten a las vistas en la mejor decoración. ¿Por qué? ¿Qué mejor ornamento que el mediterráneo o el terreno mas abrupto y natural?
En el techo no hay lámparas que interrumpan las vistas. En el comedor tanto la mesa y las sillas son de un inmaculado blanco aunque en la zona de estar se han atrevido con el beige del sofá de líneas rectas y una alfombra y mesas auxiliares en gris oscuro son las únicas notas de color (no color por su neutralidad).
La belleza de esta casa nace de las líneas limpias y el respeto a su ubicación. Como si su volumen blanco y ligero potenciara la belleza del paisaje.
En el volumen superior, arriba la casa mirando serenamente hacia el mar y abajo el mediterráneo bajo el sol, con una piscina que nos acerca el mar, como una pequeña cala tranquila. En el punto de inflexión, la escalera propone un recorrido sugerente, un espacio que apetece recorrer porque supone la conexión con el mar y es un mirador de vistas excepcionales.
Proyecto de Fran Silvestre Arquitectos. Imágenes de Diego Opazo
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