Con un diseño imposible y futurista pero también orgánico, esta casa está enclavada en un un acantilado en la zona de British Columbia, en Vancuver. Su particular diseño es consecuencia de la adaptación al difícil terreno y a los cuatro árboles que se encontraban en el mismo. El estudio de arquitectura del joven arquitecto iraní Mila Deshtiyaghi encargado del diseño de esta casa familiar se propuso como reto no cortar ni mover estos árboles de sitio.
La consecuencia de esta decisión da lugar a una peculiar distribución, con plantas en distintos niveles que se superponen unas a otras y con un cuerpo vertical que los conecta en el que se encuentra la escalera y que "vuela" sobre el acantilado.
La división de funciones cumple con las necesidades de la casa familiar doble porque esta casa está destinada a la convivencia de los padres junto a su hijo que a su vez, tiene mujer e hijos.
De esta manera en el nivel inferior de la casa se encuentra el acceso, la casa del hijo y su familia, así como un gran patio consecuencia de respetar uno de los árboles primigenios. En el nivel intermedio se encuentra la casa de los padres y en la parte más alta, la zona destinada al ocio que incluye un gran gimnasio.
El estudio de arquitectura aprovecha la privilegiada aunque difícil ubicación para crear una estructura ligera con el cristal como paramento principal, incluso en el techo.
Aunque si hay algo muy llamativo y espectacular en la casa es la espectacular transformación de algunas ventanas con apertura superior que en los días buenos se pueden convertir en terrazas suspendidas, añadiendo metros y unas vistas de vértigo sobre el acantilado.
Una casa que constituye una nueva actualización del modelo de arquitectura orgánica, en la que la espectacularidad viene dada por su natural adaptación al terreno y que simple aprovecha los avances del 2022, para abrirse al máximo al máximo exterior.
Vía Miladeshtiyaghi
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