Tras una fachada entre medianeras, como tantas otras del barrio El Cabañal de Valencia, se esconde una casa con una reciente y cuidadosa reforma llevada a cabo por el estudio de Iterare Arquitectos.
La casa, que lleva por nombre Mirasol, se recupera como una obra singular dentro de este distrito marítimo de la ciudad de Valencia. Su construcción inicial es de carácter humilde, sencilla y anónima, como correspondía a las antiguas viviendas de pescadores que en su día configuraron las calles del barrio pero, tras sus muros sorprenden algunos elementos que dan carácter y unas cualidades especiales a esta vivienda que ahora es un refugio que llama a la calma.
A pesar de la humilde construcción esta reforma se ha fundamentado en la revisión de algunos de sus elementos más característicos: como en el caso de la fachada, escindida con delicadeza del histórico edificio de viviendas al que pertenece; o el cuerpo de lucernario, que a la manera de un mirasol, se alza con autonomía y significancia sobre las vetustas cubiertas del barrio.
Ese lucernario es de hecho, el elemento más significativo de la casa. Opera como un auténtico vacío de luz (y de sombra) capaz de retener entre sus superficies los distintos matices que la luz del Mediterráneo nos ofrece durante el día. Así la vivienda variará su atmósfera, y por tanto su habitar, conforme el cielo mude su apariencia. De las imponentes sombras de la mañana recortadas sobre las paredes del mirasol, a los delicados tonos del atardecer, ya más sutiles y amables.
Otro de los elementos de la casa es su patio ubicado en la parte trasera. Este pequeño patio asegura una brisa constante y suave sobre cada una de las estancias de la casa -ya se encuentren estas en planta baja o primera-, gracias a la eficacia con la que de nuevo el mirasol, ahora convertido también en un gran conducto de ventilación, es capaz de orientar los distintos flujos de subida y de bajada que deambulan por los espacios de la casa.
En este casa el ambiente calmado se consigue gracias a la unidad de colores y materiales en toda la casa, incluidos baño y cocina. Todos los espacios comparten un solado de piedra beige y el blanco inmaculado de las paredes. Sobre esta base neutra y natural destacan la madera natural de las puertas de paso y armarios que llegan hasta el techo, una atmosfera que genera también un contraste con la decoración de la fachada.
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