Nunca pensé que podría asignarle género a un espacio, pero a veces los adjetivos se ponen solos, y sin duda este apartamento en Madrid es muy masculino. Probablemente sea cosa de los colores escogidos, con predominio del negro, el blanco y diferentes tonos grises, solo salpicados con algún esporádico toque de rosa y rojo.
La reforma de esta antigua vivienda ha corrido a cargo del también madrileño estudio de arquitectura Marcos Mela, quienes han conseguido transformar una vivienda caótica e inconexa en un espacio en el que el propietario, un chico joven, se sintiera a gusto y pudiera recibir a sus amigos.
Observando el plano del estado anterior se puede observar lo fragmentado de las estancias. Desde un pequeño vestíbulo se accedía a la cocina, el salón y un diminuto baño, mientras que para llegar a las habitaciones era necesario pasar por el salón-comedor.
La vivienda también contaba con dos estrechos balcones que apenas se utilizaban, por lo que se decidió cerrarlos. No sólo para ganar espacio, sino también luz, así como la posibilidad de convertir esos espacios en una terraza provisional gracias a unos grandes ventanales.
La nueva distribución supone una transformación completa del piso. Sólo se ha conservado la ubicación del inodoro por cuestiones prácticas y de presupuesto, pero aún así el baño ahora resulta mucho más práctico, cómodo e íntimo.
Sin embargo, lo más interesante es la zona de día: una gran estancia rectangular con una bonita cocina office, una mesa de comedor y un rincón con un enorme sofá en el que sentarse a charlar con las visitas. Un espacio realmente luminoso y agradable.
En cuanto a materiales y acabados se refiere, lo primero que llama la atención son los pilares y vigas de hormigón visto, así como la pared de ladrillo que se vislumbra tras el sofá. Aunque a lo mejor en el suelo no os habéis fijado, también es la solera de cemento pulido.
Hay que volver a incidir en los colores, o más bien su ausencia, pues se componen de blanco, negro y una escala de grises, con alguna nota de rojo y rosa muy interesante, algo que encontramos en toda la casa. Los muebles tampoco se libran de esta elección cromática, destacando especialmente las sillas Panton que rodean la clásica mesa Tulip de Saarinen.
De la cocina me quedo con el tramo de pared entre los muebles bajos y los altos, que está pintado de pizarra; perfecto para dejar notas y apuntar lo que falta para la compra. Tampoco he pasado por alto lo bien integrada que está la campana de extracción.
En el baño hay dos detalles realmente interesantes. Por un lado, la utilización de gresite blanco para todas las superficies, lo que aumenta la sensación de amplitud; por el otro, la pequeña ventana que se abre al dormitorio y que proporciona luz natural, colaborando en la mencionada sensación de amplitud.
Por último nos queda por visitar el dormitorio, donde podemos apreciar el efecto de esta ventana al baño desde el otro lado. Los más vergonzosos quizás discrepen, pero a mi me parece una idea genial. Me encantan los baños con luz natural.
Igualmente reseñable es el cabecero pintado a franjas negras y gris oscuro, secundado por un ejército de cojines en la misma gama cromática, lo que viene a reafirmar tanto la combinación de colores de la vivienda como la masculinidad de este apartamento en Madrid.
Más información | Estudio Marcos Mela En Decoesfera | Una casa en oro, negro y blanco
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