Ya se que la moda este año es toda la decoración navideña en blanco y plata. Yo, por ir contracorriente, he adornado en rojo y oro, reciclando muchos adornos de otros años y transformando con ayuda de cordeles, purpurinas y washi tape. El espumillón, tan denostado en decoración desde hace tiempo, vuelve a verse en muchas decoraciones (en mi casa no) y es que ya hemos comentado el revival setentero.
El caso es que aunque las decoraciones en blanco y plata son muy elegantes, me parecen muy tristes, sobre todo si en la casa hay niños, así que me decanto por colores vivos y adornos llenos de poinsettias, piñas, angelotes dorados y lazos brillantes.
Me reconozco bicolor en cuanto a colores de navidad, aunque admiro a quienes saben mezclar mil colores brillantes y que resulten estéticos y no tengan ese puntito kitsch un poco casposo, que recuerda a los bares de carretera de mi infancia.
Sin duda un valor seguro es el clásico estampado escocés. El tartán que tan de moda está ahora en el vestir, siempre nos recuerda a unas Navidades tradicionales, sus colores rojo y verde son los que nos hacen ese efecto.
También es importante no excederse en la decoración navideña, podría resultar un poco agobiante. Ya que hace un tiempo más propio d primavera que de diciembre, llena tu casa de luz y color esta Navidad
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