No hay y nada más desesperante que echarte cansado en verano, y ya con las luces apagadas y justo cuando comienzas a conciliar el sueño, escuchar ese zumbido amenazante que delata la presencia de mosquitos en el dormitorio.
Eso, en caso de que lo oigas. Lo más normal es despertarse al día siguiente con la piel llena de hinchazones a causa de las picaduras de estos insectos chupasangre. Para mantenerlos alejados de nuestra casa hay múltiples opciones en el mercado.
Desde las más naturales, desde plantas naturales que tienen aromas que los ahuyentan, a lámparas antimosquitos, sin olvidarnos por supuesto de las siempre prácticas mosquiteras.
El truco japonés para decir adiós a los mosquitos
A la hora de acabar con los mosquitos en casa, los japoneses tienen un sistema práctico y funcional: un incienso con forma de espiral que está formado por una pasta seca de polvo de piretro.
Están hechos de una mezcla de este tipo de polvo, que se extrae de la planta del crisantemo, y de carbón o aserrín. En el mercado también hay espirales con productos naturales que tienen aroma a citronela, un potente elemento antimosquitos.
Los espirales se queman lentamente para liberar un humo que repele a los mosquitos. Tras la pequeña llama inicial, esta se apaga y quedan unas brasas que van quemando la espiral desde el exterior hacia el centro de la misma.
Esta solución se puede utilizar para repeler a los mosquitos tanto en el interior como en jardines o terrazas. Estas espirales suelen durar entre 6 y 8 horas, dependiendo de la marca y de las condiciones ambientales. A la hora de utilizarlos, es importante encontrar un lugar seguro y estable antes de encenderlos, teniendo cuidado si hay mascotas o niños en casa.
El piretro ha sido utilizado desde hace siglos como insecticida en Persia y Europa. Y la idea de utilizarlo dándole forma en espiral surgió en Japón a mediados del siglo XIX, gracias al empresario nipón Eiichiro Ueyama.
En esos tiempos, el piretro en polvo se mezclaba en Japón con aserrín y se quemaba para ahuyentar a los mosquitos. Al principio, Ueyama usaba palitos de incienso mezclados con almidón en polvo, cáscara seca pulverizada de naranja y polvo de piretro. Se dice que esa mezcla tardaba unos 40 minutos en consumirse.
En 1895, a su mujer, Yuki, se le ocurrió hacer los palos largos y gruesos, y rizados en espirales para que duraran más tiempo. En 1902, tras varias pruebas, consiguió que su idea del incienso quemado en espiral funcionara. Este método se mantuvo hasta 1957, cuando se introdujo una máquina para poder fabricarlo en masa. Tras la II Guerra Mundial, el invento se comercializó a gran escala, expandiéndose por China y Tailandia, entre otros países.
Si quieres probarlos, en Amazon hay espirales antimosquitos con aroma a citronela por 11,99 euros.
Fotografía de portada | Freepik
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