Durante la pandemia, miles de personas tuvieron que adaptar sus casas para comenzar a teletrabajar, normalizando una situación que en España era casi anecdótica. Y aunque en la actualidad muchos trabajadores han vuelto a la oficina, todavía somos legión los que teletrabajamos desde nuestro hogar. En concreto, uno de cada seis empleados teletrabaja algún día en nuestro país.
La escena se repite en muchos hogares en los que hay algún miembro que teletrabaja. Una parte de la pareja sale por la puerta a las 7:30 de la mañana y se olvida del caos que deja atrás para centrarse en sus gestiones diarias. Para esa persona, entre semana no hay que poner lavadoras ni sacar los platos del lavavajillas. Como mucho, volverá a casa con la compra a última hora de la tarde y preparará la cena.
Pero si teletrabajas en casa, no hay puerta que cerrar: en tu cabeza sabes que hay que poner una lavadora, que la cazadora que tu pareja se dejó sobre la silla sigue ahí desde anoche o que la taza de su café está esperando sobre la encimera a que alguien la friegue. Y para muchos, es complicado lidiar con esas situaciones. Especialmente, cuando necesitas que tu espacio de trabajo esté lo más recogido posible para poder concentrarte.
¿Soportan los teletrabajadores el peso de las tareas del hogar en el día a día?
Esta situación nos lleva a preguntarnos cómo sobrellevan los teletrabajadores las tareas domésticas, si influye en su rendimiento y si sienten que llevan el peso de la casa frente a los miembros de su familia que trabajan fuera. Esther Miguel, teletrabajadora de 35 años, desarrolla su jornada laboral en casa mientras que su pareja tiene un empleo presencial. Y tiene claro que en el cómputo general está haciendo más tareas domésticas. "Al final en mis ratitos de descanso por casa acabo tendiendo, fregando...", asegura, ya que para su chico esas tareas resultan invisibles antes de salir por la puerta. Esther no está ni mucho menos sola.
Esa situación se repite en muchos de los testimonios que hemos recabado en estos días. Casi todas las personas consultadas aprovechan los descansos y el momento del café para tender la ropa o poner el lavavajillas. Y esa situación provoca dos cosas: la primera, en muchos casos hay discusiones con la pareja por el reparto de tareas. Al estar fuera de casa, los que tienen empleos presenciales no son conscientes de ese goteo de trabajos que hay que ir realizando en casa. Simplemente vuelven, y las tareas están hechas.
También provoca muchas discusiones, o al menos, sensación de hartazgo, la falta de consideración de la persona que sale a trabajar fuera cuando antes de marcharse va dejando un reguero de cosas sin recoger: desde el abrigo tirado en la cama a los calcetines sucios en el suelo del baño, o los cacharros del desayuno en la cocina sin recoger en el lavavajillas.

La segunda consecuencia es que muchas veces, a los teletrabajadores nos toca prolongar la jornada laboral por hacer esas tareas que parece que quitan poco tiempo, pero que van sumando minutos al cabo del día. Fran León, periodista freelance y editor en medios como Xataka, nos cuenta que "es inherente levantarse de la mesa y recoger un poco el desorden y ver que hay ropa sucia en el cesto, y que la mente te diga que hay que poner una lavadora".
Esas pequeñas tareas parece que quitan poco tiempo, pero los minutos dedicados a esos fines domésticos se van acumulando, y al final provocan que se tenga que estirar el horario laboral para terminar el trabajo. Este punto en el que la mente te está diciendo que hay algo que hacer en casa es común a casi todos los teletrabajadores con los que hemos hablado.
No es más limpio el que más limpia, sin el que menos ensucia
Para hacer frente a las tareas y que tampoco nos quiten tiempo de trabajo, cada teletrabajador desarrolla sus propias estrategias con el fin de optimizar el tiempo y ser más productivos. Para Eva López, compañera de Webedia, "no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia". Esta frase, que casi parece un dogma, resume bastante bien la forma de vida que muchos empleados en remoto desarrollan en su día a día.
La técnica de guardar todo de forma inmediata es la que mejor funciona en estos casos. Recoger la cocina nada más comer, lavar la taza del café de media mañana o ir guardando lo que se va usando nada más acabar, es el truco más utilizado para evitar que se acumulen las tareas y que el desorden se apodere de la casa durante la jornada laboral.
Ese hábito de recoger tras usar y que cada cosa esté en su lugar para acabar con el ruido visual y el caos mental no solo está siendo usado por los teletrabajadores, sino que es preconizado por expertas en orden como Patri Whitehouse. También hay celebrities como Blanca Suárez, que confiesan que son incapaces de irse a la cama sin haber recogido la cocina.
La solución a veces: salir a teletrabajar fuera de casa
Pero por mucho empeño que pongamos en mantener la casa recogida, todos sabemos que en ocasiones el desorden se desmadra si tenemos una sobrecarga de trabajo. Ante esa situación, muchos optan por salir de casa para teletrabajar en un bar. Eso es lo que hace Gerardo García, coordinador de Motorpasión México. "Para concentrarme necesito que todo esté ordenado, y si no tengo tiempo de hacerlo, huyo de casa hacia algún café para trabajar".
Desgraciadamente, lo de salir para teletrabajar en bares y cafeterías podría tener los días contados, ya que ciudades españolas como Valencia o Madrid, hay locales que ya no tienen conexión a internet, que prohíben estar con portátiles durante todo el día, o que tienen horarios para limitar su presencia con el fin de evitar que los teletrabajadores ocupen una mesa durante horas consumiendo un simple café.
El lado positivo, el teletrabajo ha llevado más igualdad a las tareas del hogar
Pero más allá de la sobrecarga de trabajo doméstico que tienen que sufrir muchos empleados en remoto, hay un punto positivo en todo esto: los hombres que teletrabajan se han ido incorporando a las tareas del hogar. Según el informe Teletrabajo después de la pandemia de la Fundación 'La Caixa', la Universitat de Barcelona y el CSIC, el trabajo doméstico sigue recayendo de forma mayoritaria en las mujeres, pero los hombres que teletrabajan son más partícipes de las tareas domésticas. Concretamente, los hombres que teletrabajan se implican un 30% más, frente al 51% de las mujeres.
Esa incorporación de los hombres a las tareas domésticas es más que patente entre los testimonios que hemos recogido en los últimos días. "Aquí tenemos bastante claro que la casa es de los dos y los dos nos tenemos que encargar de ella. Lo que no quita para que ponga yo más lavadoras y lavavajillas", nos cuenta Randy Meeks, editor en medios como Sensacine y Espinof".
José Manuel Gállego, coordinador de Compradicción, vive en su casa con un adolescente y una pareja que trabaja fuera de casa. Cuando se van a estudiar y al trabajo respectivamente, José Manuel se encarga de hacer tareas como poner lavadoras o hacer las camas. Afortunadamente, tiene una suegra que le envía tuppers a diario y "así me ahorro cocinar", concluye.
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