Más que nunca tu casa se pone a prueba. Estos días en que tu casa se ha convertido en un inesperado refugio para hacer frente al maldito virus nos toca vivirla como nunca antes habíamos imaginado.
Por eso mismo, porque estábamos lejos de imaginar que pudiera pasar algo así, es posible que tu casa no esté diseñada para vivirla de esta manera.
Cuando alguien se plantea hacer una reforma en casa, la diseña y prepara en función de sus circunstancias y necesidades.
Hay pisos-dormitorio diseñados para la gente que pasa muchas horas fuera de casa, casas en las que apenas se tiene intención de cocinar o casas pensadas para recibir a muchos amigos. Pero el confinamiento cambia nuestras necesidades y aunque no sabemos la huella que nos dejará la situación excepcional que estamos viviendo y, que deseamos no volver a pasar, seguramente a estas alturas y durante estos días, te hayas arrepentido de algunas de las siguientes decisiones decorativas.
Cerrar el balcón para darle más metros al salón
Por muy pequeño que fuera tu balcón o terraza el que tiene un balcón ahora mismo tiene un tesoro. El balcón es tu acceso al mundo exterior, tu conexión con el aire fresco que ahora se respira hasta en las grandes ciudades y con tus nuevos mejores amigos (tus vecinos). En una palabra, el corazón de la casa. No importaba que hubiera sido muy pequeño. A los pequeños metros en la terraza también se le puede sacar chispa (decorativamente hablando).
Prescindir de la bañera
¿Te imaginas un relajante baño de espuma? Si renunciaste a tu bañera porque nunca tenías tiempo para tomarte un baño ahora las cosas han cambiado ligeramente y un baño largo podría similar ser lo más parecido a tener un spa en casa.
Los espacios abiertos
Que sí, que la casa tipo loft está muy bien pero después de esto igual volvemos a valorar las paredes porque hay algunos que no pueden dar un paseo hasta la cocina ni desconectar al irse al dormir. Y eso si vives solo, pero si vives en familia te parece más necesario que nunca poner alguna barrera a la intensa convivencia.
Prescindir de zona de despacho/ estudio (uno para miembro de tu familia)
Ahora mismo tu mesa de comedor es el coworking oficial de todos los miembros de la casa pero con el hándicap de la confianza y las interrupciones más "random" que se pueden imaginar. Sí. En una jornada laboral se suceden las videollamadas con jefes, compañeros y con tu madre a partes iguales. Un no parar.
No tener cortinas
Salvo que tus vistas sean a un horizonte marino o al campo puede que estés echando de menos las cortinas. Que con eso de que no pasabas el tiempo en casa y que te creías muy europeo pues todavía no habías encontrado el tiempo para comprarlas. Y a ratos vale, pero darías lo que fuera por desconectar de La Ventana Indiscreta en la que se ha convertido tu piso. Que ya has visto a tus vecinos (tus nuevos mejores amigos), en todas las posiciones y situaciones posibles (haciendo gimnasia, manualidades, trabajando, etc...).
Vivienda interior
Pues eso. Que en su días optaste por más metros y ubicación en lugar de luz natural. Al fin y al cabo para tener luz te bastaba con salir a tu céntrica calle a desayunar al sol y además, te ahorrabas el ruido de una calle principal. Pero ahora, ahora darías lo que fueras porque un rayito de sol entrara por tu ventana.
Una cocina (bien) preparada para cocinar
O lo que es lo mismo una que tenga todos los gadgets necesarios para cocinar. O lo que lo mismo que tenga una thermomix o similar que te haga panes, la masa de pizza y las cookies (como a todo el mundo a juzgar por las redes sociales), aunque tengan que invadir tu impoluta encimera. Esa que no estaba diseñada ni pensada para cocinar todos los días.
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Prescindir del bidé
Y esto solo da para un tema. En esto tendríamos que ser más como Italia (el único país al que no le ha dado por comprar masivamente el papel higiénico durante esta crisis sanitaria). ¿Por qué? Por ellos tienen y usan los bidés. Que nosotros, aunque los tengamos parece que los usamos poco. Un cambio de costumbres que te podría haber ahorrado estar conviviendo ahora mismo con más de cuarenta rollos de papel higiénico en casa.
Imagen de portada Slow and Chic
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