Si os acordáis, hace tiempo nos preguntábamos si era mejor elegir un estor o una cortina para nuestras habitaciones y hoy os traigo una idea que seguro que se os ha ocurrido a muchos de vosotros y es la combinación de ambos, como se ve en la foto. Usar esta idea supone no renunciar a ninguna de las ventajas e incluso se puede renunciar a las persianas si están bien tupidas las telas.
En primer lugar, la cortina matiza la luz que entra a la habitación, y para hacer que el sol no penetre directamente con luz molesta, basta con correrla un poco hasta que tape el rayo de sol que podría incluso dañar los muebles. Además estas cortinas son fáciles de descolgar debido a la instalación en una barra (aún me acuerdo de las cortinas con miles de presillas que tenía mi madre en su salón cuando era pequeña y que pasábamos horas volviendo a poner cuando salía de la lavadora).
Por otro lado, el estor permite regular la luz o bien dejar a oscuras toda la habitación cuando se quiera más intimidad o que no entre el frío o el calor de la calle. Me gusta especialmente el detalle de que la tela de los estores que vemos haga juego con el tapizado de los sofás, ya que da un toque de distinción sin cansar, cosa que habría sucedido si las rayas hubieran estado en las cortinas.
Como ya dije en el post anterior, soy perfectamente consciente de que ni los estores ni las cortinas son para todo el mundo, ya que quedan mejor en ventanas correderas o con puertas de guillotina como las que vemos en la imagen que encabeza este post.
Para finalizar, quiero que veáis sobre estas líneas el efecto que hace el mismo estor pero sin cortinas en esta zona delimitada por la mesa camilla y las sillas (que a mí me encanta). Al eliminar las cortinas, las ventanas ganan en frescura y dan un aire más juvenil a la estancia aunque el estampado no haya cambiado ni un ápice.
Imágenes vía | Design*Sponge
En Decoesfera | ¿Estor o una cortina?
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