Hace tiempo que en decoración se han desterrado las rígidas normas sobre la utilización conjunta de estampados diferentes, pero llegada la libertad queda una cuestión que resolver, ya que es fácil caer en el abigarramiento o directamente en la horterada como consecuencia de esta mezcla.
Muchas veces desistimos de utilizar el color precisamente por miedo a no acertar, a cansarnos y equivocarnos, y nos conformamos finalmente con una sencilla combinación de pocos colores, que en ocasiones no expresa nuestra personalidad; de alguna manera, podíamos decir que acabamos viviendo en casas que no son nuestras del todo, a las que les falta esa expresión libre de nuestra imaginación y gustos.
El quid de la cuestión es saber cómo hacer para no errar, para conseguir que el resultado de mezclar muchos colores y formas diferentes ofrezca un resultado armónico que no agreda a la vista, y lo que es en definitiva importante: que nos contagie serenidad a la vez que alegría.
No tenemos todas las respuestas a esta cuestión, pero a la vista de la imagen que encabeza el post vamos a intentar desentrañar algunas claves. La primera es el fondo, el lienzo sobre el que se va a desarrollar el decorado. Es conveniente que este sea uniforme, ya que vamos a dejar el protagonismo a los complementos. Aquí se ha optado por un fondo blanco, de manera muy acertada, ya que se respira claridad, la luz se proyecta sobre las paredes y el espacio se amplía visualmente.
En el caso de que no nos convenza el blanco, podemos pintar las paredes de otro color, siempre que sea de manera uniforme, teniendo en cuenta que el resultado será muy distinto, quizá más cálido e intenso.
Volvemos a nuestra habitación nívea. La mayoría de los estampados incluyen el color blanco dentro de su universo tonal, uno de los secretos para homogeneizar la mezcla de colores. De esta manera, la butaca y el reposapiés con colores verdes se integra con el sofá blanco, al igual que el gran cojín del suelo y la butaca de la esquina. Es el color blanco, presente en todas las piezas, el que les da un denominador común que hace que no desentonen entre sí.
Otra de las claves es que no haya ningún color que destaque sobre los demás, y que todas las tonalidades se den en pequeñas dosis. Si tuviéramos unos estampados demasiado grandes, o incluso varios muebles de distintos colores lisos, tendríamos varios focos de atención diferentes que nos llevarían a la confusión. El fondo sobre el que se agrupan todos los elementos, la alfombra, juega un papel muy importante, pues su color neutro, un leve verde agua, sirve de sutil unión.
Si nos detenemos en la pareja de butacas gemelas, más bien mellizas, que flanquean la zona de reunión, vemos como a pesar de diferenciarse claramente combinan bien entre ambas. El hecho de compartir la misma estructura, y de que en ambas se repitan los mismos colores (a excepción del blanco) a pesar de no compartir los mismos motivos, es el secreto de tan buena unión.
Ya tenemos unas cuantas claves para combinar estampados con buen tino, ¿nos atreveremos ahora a ponerlas en práctica?
Imagen vía | Timeless Home En Decoesfera | Cambiar el estilo de una habitación con estampado animal