Diario de a bordo: preparando la terraza para el buen tiempo

Diario de a bordo: preparando la terraza para el buen tiempo
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Entre las dos imágenes que encabezan este post hay solo unos pocos meses de diferencia. En ellas, el sonido de los pájaros y la alegría de los niños jugando en la calle suceden al silencio sepulcral de un amanecer nevado. Después de un invierno duro ha llegado el momento de prestar un poco de atención al exterior, sacudiéndonos la pereza para poder disfrutar de la vida al aire libre.

El panorama es desolador. Las malas hierbas han tomado posesión de las macetas como una plaga maligna. Hostiles hasta en su aspecto, amenazan con crecer sin fin. Lo primero que hacemos es eliminarlas arrancando las raíces. Si son muy grandes nos ayudaremos con un pequeño rastrillo y tendremos cuidado de eliminar todo rastro de raíces.

Acto seguido valoramos el estado de las plantas. Eliminamos las que están secas, y podamos las que tienen pequeños brotes entre sus ramas, ya que seguramente, como es el caso de los geranioso la hiedra, en pocas semanas volverán a estar frondosos. Nos hacemos con una gran bolsa de basura resistente para ir depositando en ella los desperdicios.

Terraza a punto

Esto ya va teniendo mejor pinta. Ahora llega el momento de renovar la tierra. No es necesario cambiarla toda, solo retirar unos centímetros de la capa superior de las macetas y reemplazarla por tierra nueva, fresca y llena de nutrientes.

Compramos plantas nuevas: anuales para aportar color y frescura y perennes para reemplazar las irrecuperables. Atendemos los ejemplares enfermos; mi querido laurel precisa atención urgentemente, por lo que pido consejo en el vivero.

Es hora de quitar las fundas de los muebles, que necesitarán una buena limpieza. En mi caso, debo aplicarme con la teca, la forja y el mármol, así que pertrechada con distintos productos de limpieza, me espera un largo rato de enjabonar, frotar y aclarar, extender aceite, dar cera y pulir cera...

Iluminación a punto

Con los muebles en forma y las macetas en orden, llega la hora de limpiar los suelos. Suelo dar un primer barrido para eliminar las hojas que se esconden tras las macetas y la suciedad acumulada; luego paso la manguera de manera racional, con cuidado de no desperdiciar demasiada agua y más tarde paso la fregona varias veces.

Con el suelo limpio, ya podemos valorar su estado. Las grandes nevadas y las bajas temperaturas me han regalado unos hermosos agujeros en las baldosas, por lo que comienzo a pensar en la posibilidad de instalar una tarima hecha con losetas de madera. Lo apunto en mi lista de tareas...

Limpiamos los farolillos y adornos y ponemos pilas nuevas a las lámparas solares. El paisaje ha cambiado a mejor, y dan ganas de extender el toldo, que agradece el sol de la tarde. Examinamos su estado y limpiamos los herrajes.

Asientos y cojines a punto

Después de un descanso llega el momento de repasar el riego automático. Cuidamos de que el sistema funcione perfectamente y no tenga fugas. Tras sustituir la pila del regulador y reparar los tramos estropeados, regulamos los goteros, ayudándonos de una tenaza para más precisión, y ajustamos el caudal de goteo.

Solo nos queda colocar los cojines y asientos, que previamente habremos lavado y planchado... Estamos agotados, así que sacamos las pocas fuerzas que nos quedan para exprimir unas naranjas, y con nuestro zumo en la mano, nos sentamos a disfrutar del trabajo bien hecho y de una terraza lista para el buen tiempo.

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