Cuando vi esta idea no podía dar crédito. Nunca se me hubiera ocurrido colocar una estantería modular acoplada a un gran ventanal, pero en la práctica, la idea funciona. Se trata de un espacio de treinta metros cuadrados concebido como sala de estar, dormitorio y vestidor, ubicado en una pequeña casa auxiliar. Dadas las dimensiones de la habitación, da la impresión que tener un gran ventanal que dejara entrar la luz, integrara la estancia con el exterior y multiplicara visualmente el espacio, resultaba incompatible con una gran librería en la cual poder almacenar objetos e incluso trabajar.
La solución pasó por no desechar ninguna de las dos ideas, uniéndolas en un solo concepto, y el resultado resulta espectacular. Por dentro, vemos cómo la luz entra a raudales, sin encontrar grandes obstáculos, pues se ha optado por no abigarrar los módulos, tan solo algunos se utilizan como leñeros, mientras que en muchos se colocan unos pocos objetos. La parte superior, la única ciega, se ha aprovechado para exponer algunos libros.
Un gran tablero permite disponer de una superficie en la cual comer o desayunar, mientras que bajo los escalones, otra mesa acoplada al frente se utiliza como escritorio. En el exterior poco hay de extraño, ya que cada módulo se delimita siguiendo los marcos del ventanal, con lo cual apenas se deja ver su original función.
Esta es una de las ideas decorativas que más me han sorprendido últimamente, aunque seguro cuenta con sus pegas, como la imposibilidad de aislarse de la luz, el frío, o el calor, por la carencia de persianas y cortinas.
Vía | Desingboom En Decoesfera | Una buena idea: estantes inclinados
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