Si te estás planteando un cambio o un nuevo diseño en casa pero no quieres gastar mucho dinero, puedes alzar la vista hacia los techos y darte cuenta que también existen y que pueden aportar algo a la decoración de tu casa.
La tradición manda que los techos se pinten de blanco. Pero de blanco-blanco. No el blanco roto, o el beige de las paredes. Es verdad que esta pequeña diferencia hace una distinción o marca la línea entre techo y la pared y ese contraste genera una sensación limpieza.
Los techos blancos alejan los techos y hace los espacios más altos visualmente pero ahora que hablamos tanto de recogimiento, de sensaciones en casa, ¿Qué mejor que usar también los techos para crear esas sensaciones?
Un techo pintado potencia la sensación de "caja", -que al fin y al cabo es lo que es una habitación-, y puede ayudarnos a sentirnos más arropados. Por eso es un gran recurso en dormitorios.
En el caso de tengas la suerte de tener un techo alto, pintarlo de otro color al de las paredes hará que "baje" visualmente. Este es un recurso muy utilizado en cuartos de baño donde los techos altos crean sensación de "frialdad", algos que se puede solucionar con una mano de pintura.
Pintar parcialmente el techo es una manera sencilla de zonificar y marcar límites del espacio sin perder espacio útil en el suelo.
En este proyecto de Kohlrabi los arquitectos usan la pintura para separar la la entrada del salón.
Aquí la pintura separa dos espacios unidos visualmente.
En este apartamento de Malasaña, Egue & Seta usan la pintura bajar el techo de la ducha y marcar la diferencia entre la ducha y el resto del baño.
Si lo que por el contario buscas perder los límites pinta el techo del mismo color que las paredes y, por supuesto, los techos también admiten los papeles pintados para generar contrastes y un atractivo punto de vista.
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