Hace ya tiempo, cuando los televisores empezaron a poblar nuestros salones, lo habitual era que vinieran en un mueble con puertas, asimilándose al mobiliario tradicional.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la tecnología comenzó a verse como símbolo de progreso. Así, desde ese día, se debía prestar especial atención al diseño para que resultara más sofisticado.
Pero esa época dorada pasó y, salvo honrosas excepciones, la industria se centró en las innovaciones técnicas olvidándose a menudo de su importancia en la decoración del hogar.
Afortunadamente, hay empresas como LG que son conscientes de ello y con sus propuestas nos hacen ver que hay luz al final del túnel.
En IFA 2009, la empresa coreana ha presentado su nuevo televisor Borderless. Se trata la primera pantalla realmente plana, lo que se consigue gracias a la colocación de un cristal extremadamente transparente sobre el panel y el marco, de forma que éste es prácticamente imperceptible cuando el aparato está apagado.
No es lo que uno se imagina al escuchar su nombre, pero es un pequeño avance hacia la televisión que todos querríamos tener colgada de la pared.
El nuevo panel se ilumina con la tecnología LED, con la que no sólo se consigue reducir el consumo sino que el espesor se reduce a 2,9 cm, algo impensable hace unos años.
Su extrema delgadez combinada con un diseño muy minimalista la hace ligera y muy atractiva a la vista tanto colgada en la pared como apoyada sobre su base de vidrio rectangular.
Como no, cuenta con todo tipo de conexiones entre las que destaca un puerto USB desde el que podemos reproducir nuestros archivos multimedia incluso en HD.
Esto puede parecer una trivialidad, pero al menos para mi es crucial, ya que con un disco duro portátil o un lápiz USB está opción me permite olvidarme de cualquier aparato externo al televisor y librarme al fin de los antiestéticos cables. Sin olvidarnos de los DVD rondando por toda la casa.
Además viene con WI-FI incorporado, lo que le permite conectarse a internet para, por ejemplo, ver vídeos de YouTube o, en un futuro, ver películas, un servicio que ya está despegando en Estados Unidos.
Lo malo es que con ese espesor, se pierde la caja de resonancia de los altavoces y se reduce la calidad del sonido. Lo que nos devuelve al asunto de los cables para el equipo de sonido externo ya que, aunque la calidad del televisor es suficiente para el día a día, no es cuestión de comprarse semejante pantalla para luego ver la última de Tarantino sin sonido envolvente.
Ahora sólo nos queda ver como integramos nuestro nuevo equipo de sonido sin que nos invadan de nuevo los cables, no vaya a ser que huyamos del fuego para caer en las brasas. Pero eso en una próxima entrega, que ya hemos tenido suficiente tecnología por hoy.
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