Las rosas son una de las plantas más populares en los jardines de nuestro país. Su prolongada floración, su variado colorido, y el aroma que desprenden sus flores hacen que esta planta esté muy extendida.
Además, el cultivo de las rosas no se limita a grandes jardines o patios. Incluso cuando tengas poco espacio, es posible ver florecer a este especie que tanto nos gusta ya que es posible cultivarlas también en macetas.
Cómo plantar las rosas en macetas
Es cierto que no todas las rosas pueden crecer bien en macetas, pero sí que hay muchas variedades que pueden hacerlo sin problema. Las variedades de rosas de patio y miniatura son ideales para plantarlas en macetas. Tampoco hay que olvidarse de las siempre elegantes rosas inglesas, o de las rosas trepadoras.
Para plantar rosas en macetas necesitarás un reciente grande. Ten en cuenta que son arbusto que echan raíces largas para buscar agua y nutrientes. Lo mejor es que busques una maceta alta. Contra más grandes sean las rosas, más grande deberá ser la maceta. Asegúrate también de que la maceta cuenta con el drenaje adecuado.
Las rosas suelen ser vendidas con la raíz desnuda, o en macetas de vivero. Para plantarla en la maceta definitiva, deberás llenar hasta la mitad la maceta con compost, presionando suavemente para eliminar las bolsas de aire. A continuación coloca la rosa de raíz desnuda sobre un montículo en el centro, o retirar la rosa de la maceta y colócalo en el suelo. El siguiente paso será rellenar alrededor con abono y sustrato.
El cuidado de las rosas en maceta
Una vez que has terminado el proceso, deberás regar bien el rosal, colocándolo en un lugar muy soleado. Además, hay que tener en cuenta que los rosales en maceta requieren de más riego que los que están plantados en el suelo.
Esto se debe a que la tierra de la maceta retiene menos la humedad. Así, deberás regar la planta de forma regular, sobre todo el los climas cálidos y secos. Si metes un dedo en el sustrato y ves que está seco, es el momento de regarla.
También deberás fertilizar la planta. En primavera, con un fertilizante de uso general. Y luego, cada 15 días, con un fertilizante alto en potasio. A finales del mes de agosto es conveniente dejar de echar abono.
Fotografías | Claire Sauvin para Unsplash, Eugene Bolshem para Pexels,
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