El mundo de las plantas es rico y variado, pudiendo encontrar variedades que se adaptan a nuestro estilo de vida, o a la luz y el estilo de nuestra casa, terraza o jardín. Y si estás pensando en tener alguna planta para dar un punto exótico, pero que no esté muy vista, las proteas son una estupenda opción.
Esta planta, originaria de Sudáfrica y conocida a nivel científico como leucospermum o nutans, tiene unas flores de lo más peculiares. Cultivadas, o en ramos en un jarrón, estas flores son pura fantasía.
Cómo cuidar las proteas
Las proteas son plantas muy resistentes que florecen al final de la primavera y al principio del verano. Para que crezcan saludables, debes buscarle un sitio donde reciba sol directo y abundante.
En caso de que la cultives en interior, deberás colocarla cerca de una ventana luminosa y soleada. Además, deberás protegerla de las heladas, ya que no las soporta. Lo mejor, que la metas en interiores cuando llegue el invierno.
Para cultivarla, necesitan suelos ácidos, pobres en nutrientes. Además, los suelos deben estar bien drenados para evitar encharcamientos que podrían pudrir sus raíces. En este sentido esta planta no le gusta el exceso de agua, por lo que necesita riegos mínimos, incluso en verano cuando el calor aprieta. De hecho, la protea aguanta muy bien la sequía. Lo mejor es esperar a regarla cuando la tierra se seque.
Respecto al abono, lo cierto es que esta planta es tan resistente que no necesita demasiado fertilizante. Echarle de más incluso podría dañarlas. De esta manera, lo mejor es echarle un abono para plantas acidófilas de forma esporádica y con dosis muy bajas.
Fotografías | Ninjason1 para Freepik, DejaVu Designs para Freepik
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