En plena fiebre por la sostenibilidad y la búsqueda de espacios más habitables, en Alemania y Países Bajos ha surgido una moda curiosa: plantar arces Autumn Blaze en jardines privados como si fueran una inversión. Su espectacular coloración otoñal, en tonos rojos y anaranjados intensos, convierte a estos árboles en un reclamo visual capaz de mejorar la primera impresión de una vivienda.
Los defensores de esta tendencia aseguran que un ejemplar maduro puede superar fácilmente los mil euros en el mercado y, sobre todo, añadir valor intangible a cualquier propiedad.
Buena sombra veraniega
No es solo cuestión de estética: bajo su frondosa copa se encuentra un aliado contra el calor en verano y un escudo frente al viento en invierno, con lo que también ayudan a reducir el consumo energético.
Más allá del mercado inmobiliario, los arces Autumn Blaze representan una forma de unir naturaleza y estilo de vida. Un jardín con este tipo de árboles no solo resulta más atractivo, sino que también transmite una imagen de cuidado, bienestar y sofisticación.
Belleza con funciones prácticas
Sin duda, el gran atractivo de estos arces está en su follaje otoñal, que se convierte en un espectáculo cromático cada año. Pero más allá de lo visual, cumplen un papel práctico: en verano, su sombra contribuye a enfriar las fachadas y terrazas, y en invierno, al perder sus hojas, dejan pasar la luz solar, lo que mejora el confort térmico de la vivienda.
Además, actúan como cortavientos naturales y ayudan a reducir la factura energética al mantener temperaturas más estables en el entorno doméstico.
¿Pueden crecer los arces en España?
Uno puede preguntarse si esta tendencia centroeuropea puede trasladarse a la península. La respuesta es sí, pero con matices. Los arces ornamentales —como el japonés, el noruego o el Autumn Blaze— se adaptan bien a climas templados y frescos, siempre que cuenten con suelos drenados y cierta humedad.
En España, las zonas más aptas son el norte atlántico (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco) y áreas de montaña con veranos suaves. En el centro y sur peninsular también pueden cultivarse, pero necesitan protección frente al sol más intenso y riegos regulares.
En general, son árboles versátiles que toleran distintos tipos de suelo, pero en climas secos conviene situarlos en lugares de semisombra y bien resguardados del viento.
Un árbol que cuida del entorno
La moda de los arces no es solo estética ni económica. Estos árboles también tienen una función ambiental importante: absorben dióxido de carbono, filtran contaminantes del aire y favorecen la biodiversidad al ofrecer refugio para aves e insectos. Todo ello convierte su presencia en un gesto de sostenibilidad que aporta valor añadido al hogar y al entorno urbano.
Aunque su aspecto sofisticado pueda intimidar, los arces Autumn Blaze son relativamente fáciles de mantener. Crecen rápido —hasta un metro por año—, son resistentes a enfermedades y no requieren cuidados excesivos. Basta con garantizar riegos adecuados, suelos bien drenados y, en zonas calurosas, ubicarlos en espacios protegidos.
El resultado es un árbol elegante, funcional y sorprendentemente accesible, capaz de transformar un jardín corriente en un espacio digno de portada.
Un lujo verde al alcance
La fiebre de los arces en Alemania y Países Bajos deja claro que el paisajismo puede ser también una inversión. En España, en las zonas adecuadas, esta tendencia podría ser igualmente rentable para quienes buscan revalorizar su vivienda mientras disfrutan de un jardín de impacto visual y beneficios prácticos.
Quizá no sea el mismo efecto que un ascensor nuevo o una cocina de diseño, pero tener un arce Autumn Blaze en el jardín es hoy un gesto de estilo, bienestar y modernidad que, además, conecta con la creciente conciencia ecológica.
Fotos | Pexels
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