Si hay una casa relevante dentro de la historia del diseño nórdico, esa es sin duda la Villa Mairea del finlandés Alvar Aalto. Por su integración con el entorno, por el respeto a la tradición al mismo tiempo que rebosa modernidad, por su alegría y capacidad para ser clásica, natural y transgresora al mismo tiempo.
La casa fue construida a finales de la década de los años 30 en Noormarkku, Finlandia, por encargo del matrimonio Gullichsen, quienes dieron libertad al arquitecto para crear una casa experimental, con la que pudo por en práctica todas su teorías y pensamientos sobre cómo debía entenderse la arquitectura.
Lo primero que llama la atención de esta gran villa es su elegante relación con el entorno. Parece mimetizarse con él a la vez que destaca sobre el mismo, algo realmente complicado.
La geometría de la planta y la gran presencia de madera en la fachada la unen con el bosque que la rodea. Por otro lado, los grandes paños encalados en blanco junto con los grandes ventanales, llaman la atención como algo que no es propio del bosque, sino fruto de la acción del hombre.
La puerta de entrada, bajo una gran pérgola sinuosa sustentada por un denso bosquecillo de pequeños troncos, nos avisa de lo que nos encontraremos en el interior, pues Aalto concibió la casa como un acogedor bosque en el que sus habitantes se refugiaran.
Tras la preciosa puerta que nos abre paso al interior, la madera se convierte en la gran protagonista, presente en los suelos y techos, en el mobiliario, las separaciones...
El bosque se hace presente especialmente en torno a la escalera principal, en la que de nuevo pequeños troncos se encargan de sostenerla, mientras a nosotros nos parece oír el trinar de los pajaritos al amanecer.
Estos pequeños troncos también los utiliza el arquitecto para separar diferentes zonas dentro de una misma estancia, creando privacidad sin llegar a romper la fluidez espacial. Además, los pilares de acero están forrados en tiras de maderas, lo que, unido al hecho de que son circulares --cuando lo normal es usar una sección cuadrada o con forma de H-- realza aún más este deseo de que el interior haga referencia al bosque de abedules del exterior.
Como se puede ver, la casa es un vivo ejemplo de lo que hoy llamamos estilo nórdico, con una delicada combinación de modernidad y tradición, de naturaleza y tecnología, de especialidad y privacidad.
Lineas sencillas pero atractivas y agradables, materiales naturales y cálidos como la piedra, la madera y el textil, combinados con superficies puras en forma y color, todo ello sin olvidar un obsesivo cuidado del detalle, convierten a la Villa Mairea en una obra maestra del diseño escandinavo y la arquitectura.
Os dejo con un pequeño video a modo de galería, para que disfrutéis de esta delicada creación de Alvar Aalto.
Imágenes vía | Wikipedia y andrewpaulcarr en Flickr Video | Youtube En Decoesfera | Cocinas de estilo nórdico
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