Desde pequeña siempre me han gustado las tiendas de antigüedades, no tanto por lo que puedan aportar a la decoración a nivel estético, sino porque cada uno de los muebles o complementos que se venden tiene una historia propia, ha pertenecido a otras personas, ha vivido en otras casas, ha sido testigo de muchos momentos… Infinidad de leyendas, novelas, películas… centran parte de su trama en un anticuario por ese motivo.
De ese modo cuando vemos una antigüedad podemos preguntarnos a quien habrá pertenecido, podemos imaginar una historia sobre él, puede ser divertido. Navegando por la red he encontrado una de las muchas tiendas de antigüedades que hay en Londres, Elemental, y me encantó por la cantidad de imágenes que ofrece de cada uno de sus artículos, por lo variado de los mismos y porque ofrece información de cada uno de ellos, como fecha de fabricación, tamaño…
Yo he hecho una pequeña selección de algunos de los artículos de los años 50 que más me ha llamado la atención, por un lado un carrusel que tanto puede servir para la decoración de un cuarto infantil, como para aportar un toque diferente a un espacio de adultos, para la habitación de un bebé, dado lo colorista del carrusel, se me ocurre lo bonito que quedaría un dormitorio con las paredes en un tono pastel, los muebles en fondo blanco y el carrusel aportando esa nota alegre y divertida.
Otra de mis elecciones son las letras luminosas de la palabra PARIS, en general me gustan las letras para decorar sobre todo en el salón, ya sea componiendo una frase o una palabra pero siempre con algún sentido, en vinilos, pintadas directamente sobre la pared, o como en este caso, en módulos independientes, me han parecido espectaculares, las imagino en un salón de un ático urbano, apagadas durante el día, encendidas para dar luz indirecta mientras disfrutamos de las primeras horas de la noche.
Por último y dentro de un concepto un tanto más convencional de antigüedad el típico reloj de fábrica, clásico en el diseño, deteriorado por el paso de los años, con algunas manchas de óxido en su interior… Es una de estas antigüedades no muy cara, fácil de encajar con otros estilos decorativos casi en cualquier espacio y que ofrece posibilidades a la hora de ser restaurado.
El reloj necesita un cambio de esfera, también se podría lijar y repintar el borde, en definitiva que podemos darle un cambio de look, de ese modo personalizamos la antigüedad a nuestro gusto y le añadimos mayor valor si cabe al mezclar su historia previa y su encanto antiguo con lo moderno de hoy en día, podemos elegir algo especial como color o motivo para la esfera y también podemos cambiar el tono de la pintura exterior, tendremos un reloj como nuevo, pero siempre con la magia de lo antiguo.
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