Juno House es el nombre de un nuevo club social para mujeres que abre sus puertas en Barcelona.
Si el modelo de club social masculino parece un poco en desuso, en España cada vez se asienta más este concepto que ya está asentado en otras grandes ciudades. Estos clubs están dedicados a espacios de trabajo y networking para mujeres activas y empresarias pero su acceso es libre a todo el mundo. En este caso, el club piensa en todos y todos y cuenta incluso con una zona lúdica para que los más pequeños disfruten.
Y, aunque uno no sabe muy bien que esperar de estos espacios, en The Room Studio encargado de su diseño sorprenden con una propuesta alejado de lo que en principio se supone que es el "universo femenino". Se trata más de bien de llevar el buen diseño (sin distinción evidente de sexos), al espacio. Un espacio que ya contaba con una historia así que el estudio de diseño se centro en potenciar los rasgos industriales de La Nave y La Farinera, las dos antiguas fábricas que ahora acogen este espacio que concentra distintivos estilos en función de cada uso.
El reto del proyecto
En The Room Studio nos confiesas que además de contar con un programa de necesidades muy específico, este proyecto tenía que quedar listo en un tiempo récord. El hecho de los espacios fueran prácticamente diáfanos y sque hubiera, sin embargo, un amplio programa de necesidades (restaurate, bar, salas de trabajo, de eventos...) supuso un gran reto. Superado con creces. Para conseguirlo fue necesario una inmersión total en la filosofía del proyecto y creer en él.
El Edificio La Nave de Juno Club
La Nave era un gran espacio vacío, totalmente desnudo con un aire y estilo industrial de antiguo taller muy marcado. Había que darle una estética más femenina, más dulce, sin olvidar el alma de lo que había sido. Estaba pensada para ser un espacio social y también donde poder trabajar.
Este espacio se divide en tres zonas diferenciadas a través del cambio de pavimento y segmentación de espacios con un eje central contundente en cuanto a forma y uso. En la entrada se encuentra la recepción, la tienda y el restaurante. En el área central, más de ocio, se ubica el escenario, una zona de sofás, y al final, las zoom boxes o salas de grabación. La nave acaba con unas salas de conferencias, biblioteca y chill out.
El hilo conductor del espacio es la paleta cromática , - que viene dada por el color frambuesa corporativo de la marca- , y por otro, el uso de materiales naturales, como filosofía del estudio, que recupera los oficios más artesanales. Al entrar a la Nave, la zona de recepción alberga una sala de espera y una tienda, imprescindible para el desarrollo de negocio entre socias y es también un espacio expositor para merchandising.
Busca parecer una caja, y lo consigue utilizando la paleta cromática estudiada para el proyecto, con un color nude homogéneo en las baldosas de paredes y superficies. Se introducen acabados ornamentales con formas redondas, sinuosas, pensando en la sensualidad de la mujer. Al fondo, un restaurante con cocina de autor se diseña con una barra más ancha para showcookings, con mesas y mobiliario realizados a medida. Ambos espacios los divide una escalera escultural de hierro, hecha de una sola pieza y revestida de blanco.
Los baños, situados al lado, introducen el color azul marino con toques dorados, y están realizados a medida para el espacio.
En otra división se encuentra una zona chill out con vegetación diversa y con un revestimiento natural de mortero de arcilla, que entra en las paredes de las distintas salas de conferencias. Se crea así una relación entre las tres salas y hace de contrapunto con las paredes de la tienda, equilibrando el espacio. Estas salas las separan grandes puertas en madera de roble y vidrios con interior de lino natural, creando un juego de sombras y tamiz de luz que hacen que se evite el cerramiento opaco, pero a la vez no quede desnudo y deje entrever el resto del espacio.
El edificio de La Farinera
En la Farinera, cada planta tiene un uso concreto y su propia línea de diseño, pero parten de un lenguaje y filosofía comunes en el proyecto. Se accede a través de un pasillo con un techo forrado de espejos para mostrar los arcos de madera en nogal invertidos.
Lo primero que encontramos es el Club House, destinado al ocio. Se representa con una decoración contrastada con toques neoyorquinos, realizada con mucho mobiliario a medida y un proyecto lumínico muy estudiado para poder crear diferentes ambientes a lo largo de la noche. La barra, al final, se diseña con madera de nogal y un juego de espejos magnifican el espacio. La estudiada iluminación hace de este espacio una escenografía perfecta para el uso diferentes eventos. La última sala es la biblioteca de Juno, cuyas paredes son del color más intenso de la paleta, el mismo que la fachada de la Farinera. La entrada a través de una puerta en arco hace que la transición a este espacio sea diferente, pero sin perder la visión del proyecto. El techo acústico en forma de ondas y su iluminación indirecta crea una perspectiva visual con contraste y depurada.
En la segunda planta se ubica Little Juno, un espacio creado para los más pequeños y no tan pequeños. Hay dos zonas diferenciadas con un gran sofá y un mobiliario hecho a medida, diseñado exclusivamente para los peques. En la pared se ubican espejos de formas dulces y una barra de ballet para diferentes actividades.
Se dedica también un espacio para lactancia y el cuidado de los bebés. El baño está adaptado a diferentes alturas, y todos los detalles decorativos están pensados para los niños. En la siguiente planta se ubica el Beauty, uso destinado al cuidado está realizado a medida con madera de roble y panelados en color nude. Se piensa en techas acústicos decorativos para atenuar el ruido de secadores y otros utensilios. La zona queda dividida en dos a nivel de pavimento y estética para usos diferenciados.
Vía The Room Studio
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