Ochenta grados abre su cuarto local en Madrid, está vez en el número 128 del Paseo de la Castellana hasta donde llevará su original propuesta gastronómica junto a una decoración basada en los dorados años 80. Un poco al estilo Studio 54, las esferas, los dorados y la iluminación tenue sosn, con permiso de la gastronomía, los protagonistas del espacio.
La propuesta gastronómica del Ochenta Grados que viene avalada por el éxito de los tres locales con los que ya cuenta el grupo Ochenta grados en Madrid. El primero abrió las puertas en 2011 en Las Tablas, y detrás vinieron el Ochenta Grados en Malasaña y en Pozuelo. Ahora es turno de abrir en pleno centro de la capital, con la misma receta que ha llevado al éxito a los anteriores. Hacer una cocina a baja temperatura, que es la máxima para mantener las propiedades y el sabor original de los alimentos.
Una propuesta gastronómica vanguardista, que transforma las comidas tradicionales en bocados gourmet en un ambiente cosmopolita y vanguardista con un punto retro, como puede apreciarse en las luces de neón que adornan el local, que ha sido diseñado por el estudio de diseño Madrid in Love.
Madrid in love se ha inspirado en los años 80 para la decoración del local, que se refleja en una paleta cromática en la que predominan los dorados y ocres, como homenaje a esa época dorada de los años 80. El resultado es un ambiente acogedor que crea una atmósfera agradable desde el suelo hasta el techo, pasando por las paredes.
El comedor en la planta de acceso a la calle cuenta con varios ambientes profusamente decorados. Desde las columnas a las paredes, pasando por el terciopelo de las sillas, todo bien combinado e iluminado de una forma intencionadamente tenue que deja su huella en cada rincón del local.
En esta planta también se encuentra una amplia barra en la que no cesa la preparación de su famoso cóctel Distinto de verano, un cóctel refrescante con un toque ácido, gracias a sus tres texturas de limón, con una espuma que lo hace completamente diferente y cuya receta es top secret.
Pero si hay algo que destaca de todo este local, es su sorprendente planta inferior. Una sala decorada con sillones corridos en dorado y rodeado de paredes de neopreno in black amenizada con un impresionante espectáculo de juegos de luces, en la que está previsto que los fines de semana un DJ recree las veladas, o bien, se reserve para eventos privados. Una sala de la que no hay imágenes, porque avisaque es mejor visitar para poder verla con sus propios ojos.
Vía Ochenta Grados