La calle Recoletos está de estreno. El grupo El Pradal ha inaugurado recientemente Noi, un italiano completamente diferente a lo que estamos acostumbrados. Lo primero, por el diseño, ya que lleva la firma de Ilmio Design. Y lo segundo, por la comida, ya que Noi está abierto a nuevos sabores aunque respetando lo que es el "Made in Italy".
El interiorismo de Noi es fascinante, en un claro alegato a la "italianidad". gracias a la paleta cromática utilizada o a la combinación de materiales y texturas para este restaurante que aúna tradición y vanguardia.
De esta manera, los tonos rojos, verdes y terracotas, tan presentes en Italia, se combinan con materiales de los que somos fans fans como las cerámicas, los terrazos, o con hormigón conformando celosías.
Todo pensado para crear una atmósfera tan confortable como moderna que nos traslada hasta el movimiento pop de los 70 desde el mismo momento en que atravesamos las puertas del Noi.
El restaurante consta de tres espacio diferentes, interconectados todos ellos a través de un pasillo. El primer lugar, nos encontramos con el espacio terracota. Un espacio que recuerda a una típica charcutería italiana. Sin duda, en este lugar está uno de los iconos más representativos del restaurante, una preciosa barra del tan de moda (y setentero) terrazo que nos invita a probar las delicias italianas.
La Sala Roja es un precioso comedor en el que hace gala de la pasión italiana gracias al color elegido. La cerámica se hace protagonista, junto a los espejos o una lámpara longitudinal instalada para iluminar la mesa con asientos altos situada frente a una cocina abierta en la que se ve trabajando al chef.
Para acabar, nos encontramos con la Sala Verde, otro color muy representativo de Italia, y en la que nos encontramos también con las celosías de hormigón. La luminosidad es la seña de identidad de esta sala.
En lo que respecta a la cocina, al frente de los fogones del Noi se encuentra el chef Gianni Pinto, con unas propuestas perfectas para romper con los tópicos que tenemos en España sobre la cocina italiana, maridadas con la bodega dirigida por el sumiller Gabriele Manzottu. Entre las propuestas imprescindibles, hay platos como el Carpaccio de ventresca de atún rojo, sandía asada y salsa de vitel toné o el flan templado de carabineros con melocotón y avellanas.
Tampoco hay que dejar de probar los espaguetis a la carbonara con tartar de atún rojo y botarga de mújol o la Pizzeta frita con mozzarella de búfala, tomate siciliano, pesto de albahaca y rúcula, sin olvidarnos de la Pannacotta ahumada, anchoas y trufa negra o del espectacular tiramisú, perfecto para cerrar la comida o la cena en este italiano en el que tienen claro que los platos se comen primero con los ojos, luego con la cabeza, y finalmente con los otros sentidos.
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