El Hotel Claris de Barcelona es un clásico en la capital catalana desde que abrió sus puertas en aquellos momentos felices de los Juegos Olímpicos del año 1992. Este hotel cinco estrellas gran lujo está en pleno centro de la ciudad, a pocos metros del Paseo de Gràcia, ocupando el Palacio de Vedruna, un antiguo palacio de comienzos del siglo XIX.
Y ahora, para reforzar su presencia en la Ciudad Condal, algunas habitaciones de este hotel han sufrido una remodelación para actualizarlas y darles mayor encanto si cabe, mezclando historia con modernidad, y sobre todo, con el arte. Porque si este hotel siempre se ha caracterizado por su pasión por el arte, tras la reforma, esta pasión es todavía más evidente.
Entre las piezas históricas que convierten las habitaciones y los espacios comunes de este hotel en un auténtico museo destacan mosaicos y esculturas romanas de los siglos I y II, grabados originales encargados por Napoleón a comienzos del siglo XIX, mobiliario inglés de los siglos XVIII y XIX, kilims turcos del siglo XIX.
O esculturas procedentes de la India o de Birmania datadas entre los siglos V al XIII, y especialmente, una interesante colección de 70 piezas de arte egipcio desde el Imperio Antiguo hasta la época romana. Colecciones de arte a las que hay que sumar ahora también una selección de 200 piezas de arte precolombino que pueden verse desde ya.
Para realizar la reforma, el hotel ha invertido doce millones de euros. Una inversión que ha servido para transformar cada una de las habitaciones reformadas con materiales de primera calidad en una pequeña y exclusiva galería de arte.
De esta manera, y combinadas con materiales como el ébano, el mármol de titanio de Brasil o piedras areniscas esculpidas, en sus habitaciones podemos encontrar piezas de arte únicas como un precioso vestido chino del siglo XIX,mobiliario antiguo, figuras de arte hindúes, obras del modernismo catalán del siglo XX.
En la reforma también han instalado elegantes lámparas venecianas de Murano del siglo XVIII, cerámicas chinas de la célebre Dinastía Ming, o de la Dinastía Shang, impresionantes sofás de terciopelo, espejos tallados artesanalmente, cuadros de la familia Vedruna, o un tronco de árbol fosilizado hace nada más y nada menos que 25 millones de años en el Desierto del Gobi.
Como veis, un lugar lleno de arte y con un interiorismo impresionante para disfrutar de una visita a Barcelona para sentirte como si estuvieras en un museo, aunque con todo el confort y el diseño que se puede esperar de un hotel de lujo.
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