En estos tiempos en los que hemos renegado por los nombres de siempre, y todo se ha americanizado, me parece todo un acierto que se dé un paso atrás que se pongan nombres en español, con solera y que nos olvidemos un poco de palabras como muffin o cupcakes y recuperemos los nombres de siempre. Así nace Bar Galleta, un espacio distinto en el madrileño Barrio de Malasaña con un nombre peculiar, y con historia.
Y digo con historia, porque uno de sus fundadores, Carlos Moreno Fontaneda ¿os suena de algo este apellido tan conocido? ha decidido apostar por el oficio tradicional de su familia y darle un toque muy especial a este local, tan distinto del resto de bares y resataurantes que abren sus puertas en la zona más cool de la capital española.
Desde su apertura hace unas semanas en el número 31 de la calle Corredera Baja de San Pablo, el Bar Galleta se ha posicionado como uno de los lugares de moda de Madrid. Y si vas, enseguida comprenderás los motivos por los así ha sucedido.
Sus impulsores han logrado crear un espacio único y acogedor en el que el mundo de las galletas ocupan un lugar muy importante. Paredes de ladrillo visto, mucha madera en los muebles, en el suelo... logran darle un aspecto rústico y con cierto aire francés al lugar.
Entre los elementos que lo decoran, destaca por ejemplo una atractiva vitrina llena de recuerdos retro de esta vieja marca de galletas, con antiguos carteles de publicidad de galletas, latas, o con la presencia de Triki, el más célebre monstruo de las galletas.
Los espejos, perfectamente ubicados, además de darle amplitud, se han convertido en otra de las señas de identidad del interiorismo del local. Por otro lado, la iluminación del Bar Galleta es realmente atractiva, logrando una calidez muy agradable al iluminar el centro de las mesas, mientras que el resto del espacio tiene una iluminación más ténue que ayuda a relajarse y a pasar horas y horas sentado en sus mesas charlando agradablemente.
Más información | Bar Galleta
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