Ante todos ustedes, las oficinas de Instagram, poco antes de ser comprado por Facebook a precio de oro. Como veis, a pesar de ser una empresa valorada en 1.000 millones de dólares, sus oficinas son bastante discretas, anárquicas y escasamente decoradas.
Lo más atractivo es el espacio. Para las cuatro personas que allí trabajan habitualmente, cuentan con un espacio que ya quisiéramos muchos, aunque solo fuera para poder estirar las piernas de tanto en cuanto. El resto, parece un poco improvisado, aunque aún así, resulta un lugar agradable.
Quizás sea porque, aunque apenas hay elementos decorativos, las piezas de mobiliario, especialmente las mesas, y, sobre todo, las lámparas de pie, son realmente bellas, dándole un aire de diseño desenfadado que tan atractivo nos parece a veces. No es que estas oficinas de Instagram sean especialmente reseñables, pero siempre resulta curioso conocer cómo trabajan las personas detrás de una aplicación tan popular.
Foto | Scott Beale / Laughing Squid
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