Los hermanos Roca, Joan, Josep y Jordi, querían algo con lo que la mayoría de nosotros soñamos. Buscaban un espacio en el que poder refugiarse y encontrar un remanso de paz para pensar y dialogar en medio de la actividad imparable que genera uno de los grandes restaurantes del mundo, El Celler de Can Roca. La Masia, cercana a su galardonado restaurante, se presuponía el lugar idóneo para convertirse en el vivero creativo de todo el equipo de El Celler. Un lugar precioso, en un marco incomparable, que podéis ver en la foto sobre estas líneas.
Investigación, creatividad y formación son las funciones de este espacio, que en su día fue panadería y fonda. Es un lugar donde poder sentarse a reflexionar e incluso a soñar, el germen de toda buena creación. En este reducto de calma e inspiración, han colocado, como no podía ser de otra manera, una cocina. Pero en contra de lo que podríamos pensar, no se trata de una cocina industrial, lo que han buscado es un ambiente acogedor y cálido, casi para sentirse como en casa. ¡Vamos a verlo!
La verdad es que el lugar en el que se encuentra La Masía, invita al relax y a la reflexión en sí mismo. Es uno de estos lugares en los que es súper fácil concentrarse y con un entorno así es fácil crear un espacio acogedor en el que sentirse cómodo, pero además de lo maravilloso del exterior, en el interior también han hecho un muy buen trabajo.
Durante el verano de 2014 los hermanos Roca se pusieron en contacto con SIE LINE, distribuidor de cocinas Santos en Girona. Querían ubicar en su nuevo espacio reformado de casi 28 metros cuadrados una cocina de líneas sutiles con una isla. Se trata de un espacio destinado en parte a formaciones, por lo que también dispone de una zona de sillas que ahora veremos.
El modelo que eligieron finalmente para la cocina, después de ver varias propuestas, fue el Minos Line-L, un modelo que muchos de vosotros ya conocéis y que se carecteriza por sus puertas sin tirador, además de ser muy funcional y con una estética muy cuidada. El acabado escogido para todos los muebles fue el Gris Arena, que, como podéis ver, combina a la perfección con las tonalidades del suelo de baldosa hidráulica, que es el original de la propia Masia, el sueño de muchos de nosotros.
En este suelo, rescatado y rehabilitado, es en el que van colocadas las sillas para que el equipo de El Celler se siente a recibir formaciones semanales multidisciplinares. Y el conjunto se ha completado con una serie de estanterías a los lados, que podéis ver en las fotos y que aumentan la funcionalidad del espacio.
En las dos plantas que ocupa el edificio colocaron, además, espacios para el diálogo y para el desarrollo científico y creativo transversal, un pequeño laboratorio y una biblioteca. Completa el proyecto un huerto ecológico, del que se nutre el restaurante. De modo que lo que tenemos es un espacio de trabajo, pero decorado y amueblado en plan confortable, como si fuese una vivienda.
Si os habéis fijado en la primera foto, habréis visto que en el camino de acceso al edificio, desde el paramento de El Celler, un cartel dice 'La Masía (I+ R)'. Por ese cartel ya se intuye que nos acercamos a un lugar de investigación, pero lo que tal vez no se imagina el ambiente tan acogedor y de tendencia que se va a encontrar dentro.

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