Conozco a más de uno y de una que al ver esta silla pondrían muy mala cara y comentarían que ellos mismos, con unos hierros y unas vendas, seguro que hacían uno igual. Es más, seguro que vosotros también conocéis a alguien que encaje en esta afirmación, o incluso puede que algunos de vosotros sintáis lo mismo en el fondo de vuestro corazón decorativo.
Bueno, vale, lo confieso, yo también he sentido la tentación de opinar sobre el tema en ese sentido. La verdad es que en este terreno siempre me debato entre intentar comprender cuánto hay de experimento y reflexión en el diseño, y la simplificación popular del eso lo hago yo con unos palos.
Lo que vemos en la imagen es una silla llamada Tunnels, creada por Noga Berman, en un intento por explorar la relación que los cuerpos tienen con los muebles, creando escondites y aberturas con las que jugar para poder utilizarla como la imaginación y el momento nos pidan.
Se trata por tanto de un mueble tan extraño en su estética como flexible en su empleo, en el que podemos esconder la cabeza al estilo avestruz mientras permanecemos sentados o dormidos, o decidir si nos tumbamos a lo largo guarecidos por el túnel de bandas elásticas.
En realidad, el diseñador no lo define como un asiento, sino como un objeto con el que jugar y experimentar, que cobra sentido según la imaginación y el antojo de cada usuario. Está fabricado con tubo de metal y bandas de tejido elástico que se ajustan mediante velcro.
Vía | Design Milk En Decoesfera | Onda, otra silla imposible
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