La dejadez y la falta de interés por este porche de entrada, había llegado a tal límite que parecía un viejo estercolero. Una zona común en el jardín de esas que uno mira de reojo: con potencial, pero condenado al olvido. Baldosas rotas y sucias, una pérgola de madera desgastada por las lluvias y el sol, y un montón de arena que subía del arriate lo habían convertido en un espacio echado a perder, inhóspito y sin vida.
No obstante, gracias a esta reforma, este porche ha ganado años de vida y mucha más luminosidad. Ahora, este rincón deslucido, presume de un espacio de exterior con mucho potencial, perfecto para disfrutar del buen tiempo y reconectar con la naturaleza en el jardín.
Un rincón en ruinas convertido en el corazón de la casa
Era bastante evidente que, con esta imagen, este porche necesitaba un cambio inmediato. Lo primero, fue empezar por el suelo. Ese montón de baldosas rotas, sucias y mal tiradas jugaban una mala pasada en este rincón que, aunque a simple vista no lo parece, tiene un gran potencial.
Un suelo a dos alturas que negaba lo evidente y escalones por todos lados, no hacían mas que entorpecer la zona de entrada y repercutir en la calidad del espacio. Por eso, el suelo fue nivelado y sustituido por un pavimiento continuo de baldosas en color blanco que añade más luminosidad, uniformidad visual y frescura.
La vieja pérgola de madera, ennegrecida y astillada, no fue sustituida, sino recuperada. Se trató contra la humedad, un toque de barniz... ¡y como nueva! El resultado es un nuevo espacio con aire rústico y mediterráneo pero sin perder el alma y la autenticidad de los materiales principales.
Con la base ya terminada, vamos con los muebles y detalles. Con el fin de sellar la zona del porche y crear un espacio más íntimo, se ha instalado una celosía vertical que apuesta por la naturaleza y la sencillez. Y como toque principal, un conjunto de madera que invita a relajarse, comer al aire libre y cenar bajo la luz de la luna.
Además, las plantas, una alfombra natural en el suelo de la mesa, y el juego de guirnaldas colgadas por la pérgola, evocan un ambiente más relajado, cómodo y con mucho criterio estético. Una reforma bastante sencilla, pero con carácter y personalidad que recupera la estabilidad y la imagen de un porche que había perdido por completo todo el encanto.
Imágenes | Vía @thehawkes_renovación victoriana
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