Los armarios de exterior nos salvan de la hecatombe en muchas ocasiones. Me refiero a esos armarios de resina que tanto se ven en estos días en la zona de temporada de los almacenes de bricolaje, resistentes y de gran capacidad, en los que las escobas, plumeros, macetas y cubos se sienten como en su casa. Hace años compré uno que me hizo un gran apaño, pues pude almacenar y ordenar un montón de artículos de limpieza que no me entraban en casa y todos los aperos que utilizo para arreglar y mantener la plantas en la terraza.
La verdad es que nunca me gustó demasiado su color ni su aspecto, en dos tonos de gris, pero era muy práctico y no íbamos a empezar una relación con peros. Con el tiempo, la resina fue perdiendo lustre y acumulando rozaduras que le daban un aspecto de dejadez. Siempre tuve en mente darle un cambio de aires, pero no me atrevía a pintarlo y no sabía cómo cubrirlo para que estuviera presentable.
Un día vi en una terraza uno de estos armarios de un color burdeos muy brillante, saltaba a la vista que estaba pintado y se me encendió la bombilla. Me puse a investigar entre los distintos tipos de pinturas para ver cuales se podían aplicar sobre superficies plásticas sin necesidad de dar una capa de imprimación previa, que tuvieran un buen agarre y la necesaria elasticidad para evitar grietas y desconchones. De entre todas, la que más posibilidades de éxito tenía era el esmalte metálico de efecto forja, y sin pensarlo dos veces me fui al centro de bricolaje dispuesta a todo.
Así que probé y el resultado ha sido un éxito. Utilicé un esmalte metálico antioxidante que no necesita preparación previa, de esos que se pueden aplicar directamente sobre el óxido. Sobre las zonas lisas utilicé un pequeño rodillo para esmalte, y en las que tenían alguna moldura usé una brocha.
Apliqué dos capas, siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto a los tiempos de secado, y un leve lijado entre ambas. Una vez seca la pintura, el armario lucia estupendo, con un aspecto totalmente diferente, simulando un acabado metálico mate entre rojo y marrón. El interior lo dejé tal y como estaba, ya que sin pintura resiste mejor el vaivén de artilugios y resulta más fácil de limpiar.
Además de estar renovado y presentar un aspecto limpio, el armario se integra mejor en su entorno, con un color más adecuado al exterior. Incluso dependiendo de la gama de color escogida, podríamos hacer que una de estas soluciones de almacenaje que tanto apaño hacen en el exterior pasaran casi desapercibidas en un jardín.
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