En el universo de la decoración, pocas sensaciones son tan gratificantes como renovar un espacio sin necesidad de realizar grandes inversiones. Y uno de los elementos más versátiles (y a menudo subestimados) que pueden convertirse en una valiosa herramienta creativa son las cortinas. Cuando cambiamos las del salón, solemos dejarlas olvidadas en un cajón, sin imaginar que pueden transformarse en nuevas piezas decorativas capaces de revitalizar otros rincones del hogar.
Las cortinas antiguas, ya sea por haber pasado de moda, porque hemos actualizado el estilo del salón o simplemente porque hemos cambiado de estación, pueden encontrar un nuevo propósito si sabemos reinterpretarlas con ingenio. Suelen estar elaboradas con tejidos resistentes, agradables al tacto y de gran caída, lo que las convierte en una base perfecta para múltiples proyectos decorativos o incluso de fondo de armario.
Fundas y cojines
El tejido de las cortinas, especialmente si es grueso o con diseños elegantes, es ideal para confeccionar fundas de cojines. Basta con aprovechar la tela limpia y sin desperfectos para crear juegos completos que aporten cohesión estética a un dormitorio o a un rincón de lectura. Además, es una forma sostenible de sumar textura y color sin acudir a nuevas compras.
En fechas Navideñas, también podemos aprovechar estas mismas cortinas para envolver regalos de una forma muy divertida y original. Basta con elegir un buen lazo y jugar con los tejidos para conseguir un envoltorio muy elegante, único y divertido.
Manteles y caminos de mesa
Si las cortinas son de lino, algodón o mezclas naturales, pueden convertirse en manteles de gran presencia o en delicados caminos de mesa. El resultado es especialmente atractivo si tienen estampados suaves o bordados. Un simple remate en los bordes basta para crear una pieza funcional y decorativa que realce la mesa en cualquier ocasión.
Tapizados ligeros para renovar sillas o bancos auxiliares
Las cortinas gruesas, como las opacas o las que incluyen forro, son perfectas para crear un tapizado ligero en sillas, banquetas o cabeceros. Ofrecen resistencia, buena caída y una estética cuidada que aporta personalidad sin complicaciones. Con una grapadora de tapicero y algo de paciencia, es posible conseguir una pieza renovada que parezca recién salida de una tienda de diseño.
Lo mismo con mesas o bancos auxiliares, basta con incorporar una cortina y un poco de creatividad para conseguir un buen tapizado de un mueble que ya se ha quedado un poco viejo o desgastado por el uso diario.
Bolsas textiles y organizadores caseros
Para los amantes del orden, las cortinas viejas pueden convertirse en bolsas reutilizables, saquitos aromáticos o incluso en organizadores colgantes para el armario. La tela, especialmente si es firme, permite realizar costuras resistentes y dar forma a objetos funcionales que ayudan a mantener la casa en armonía.
Además, también son perfectas para jugar a ser maestros de la costura. Y es que, con una misma cortina puedes hacer un bolso, una falda o un top de lo más original. Y lo mejor de todo es que nadie lo tendrá igual.
Paneles decorativos o cabeceros de cama
Si la tela tiene un estampado especialmente bonito o si se trata de cortinas de alta gama, una de las transformaciones más llamativas consiste en crear paneles decorativos. Bastidor, grapadora y creatividad, con eso basta para convertir la cortina en un cuadro textil o en un elegante cabecero que aporte calidez al dormitorio.
Fotografía de portada | Pepe Peñalver
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