Cuando amueblamos una casa que tiene varias habitaciones, es habitual que nos equivoquemos a la hora de decidir inicialmente el uso que queremos dar a cada una de ellas. Hoy nos encontramos con la típica situación en la que una habitación se amuebló y se decoró como despacho y después sus dueños pensaron que sería más práctico convertirla en dormitorio.
No se trata de prescindir de la zona de trabajo o estudio, que se incorpora al dormitorio después del cambio, pero sí de aprovechar mejor el espacio para darle a la habitación un doble uso y al mismo tiempo de cambiar los colores y los complementos para tener más luz y para que incluso parezca más grande que antes.
No vamos a negar que también se ha utilizado el viejo truco de hacer las fotos del antes de noche, para que la habitación pareciese aún más oscura de lo que era, pero aún así el cambio es muy notable en inspirador. La habitación como despacho estaba muy desaprovechada y la alfombra y el mobiliario en color oscuro se comían el espacio disponible visualmente.
Después del cambio la cama pasó a ocupar el lugar de la mesa de trabajo que ahora pasa a estar incorporada en la estantería en el otro extremo de la habitación. También el cambio de colores es muy significativo, del marrón se pasa al azul y el blanco como protagonistas.
Hay algunos elementos que se mantienen, algunas de las fotos que decoraban la pared y la lámpara de techo que tiene mucha personalidad. Es algo que debemos tener en cuenta en las reformas y renovaciones, qué queremos conservar porque tiene para nosotros un significado especial.
Si bien la mesa de trabajo se reduce mucho en tamaño, tenemos que pensar si es suficiente para nosotros, porque a la grande no le dábamos suficiente uso como para que compense tener una habitación solo para ella. La idea es que la casa tiene que ser un espacio dinámico, en el que las estancias se vayan renovando y adaptando en función de nuestras necesidades. ¡Un gran cambio!
Vía | Contemporist