Vivimos en una época en la que muchas veces lo habitual es comprar muebles de bajo coste que posiblemente sustituyamos por otros en poco tiempo. Antes las cosas no era así, se compraban muebles para toda la vida, que duraban y duran decenas de años, seguramente muchos los veréis aún en las casas de vuestros padres o de vuestros abuelos, muebles a los que incluso se les tiene cariño.
Los muebles conforman nuestro entorno en el hogar y forman parte de nuestra vida, hasta cierto punto parece lógico que podamos establecer con ellos un cierto vínculo sentimental, aún cuando sean objetos y no estén vivos. Tal vez un cierto aire infantil y añadir en ellos rasgos típicos de los seres vivos puedan hacer que retomemos ese concepto de mueble con el que vivimos y compartimos espacio y tiempo y que tenemos presente en nuestros pensamientos y recuerdos.
Our Kid es un ejemplo de esta idea, un mueble que tiene un aspecto curioso y parece tener ojos y piernas que nos hace pensar que un mueble es algo más que unas cuantas tablas colocadas de un modo práctico. Aún así yo creo que el vínculo va más en la persona que en el mueble, si uno elige muebles que le gusten realmente, que sean acordes con su personalidad, con la intención de crear hogar y mantenerlos en el paso del tiempo, lo más probable es que les coja cariño aunque no tengan ojos o esbocen sonrisas.
Vía | Stilsucht Más información | Daniel Schofield En Decoesfera | Product ID, muebles identificados con historia