Ahora que cada vez valoramos más el concepto de cocina abierta, compartiendo espacio con otros ambientes como el comedor o la sala de estar, es más importante que nunca buscar formas de delimitar estas áreas, sin separarlas, pero marcando diferencias entre ellas a través de los colores, de los estilos, de los muebles o, incluso, del pavimento.
Este proyecto de Santos Brezo supone una excelente demostración de como, a través de una correcta planificación del espacio y una acertada elección del mobiliario, es posible conseguir una cocina abierta, multifuncional, organizada y totalmente equipada, perfecta tanto para trabajar con comodidad como para disfrutar en compañía. La baldosa hidráulica se convierte en uno de los elementos protagonistas a la hora de marcar la diferencia entre zonas.
En este proyecto, como podéis ver en las fotos de este artículo, a la hora de definir las áreas de la cocina se recurrió a distintos revestimientos para el suelo, una solución que permite delimitarlas según su función sin necesidad de utilizar obstáculos visuales. Así, mientras la zona de trabajo se cubre con baldosas hidráulicas, en el resto del piso se aplica madera natural de roble, un material que confiere uniformidad y continuidad al resto de ambientes integrados en la habitación.
Por su parte, los acabados en madera presentes en mesa, sillas, barra, estantes y suelo funcionan como contrapunto al blanco del mobiliario de la cocina, aportando una nota de equilibrio al conjunto. Esta fusión de elementos clásicos con otros más contemporáneos es uno de los factores que permiten generar un espacio sobrio y diáfano que, al mismo tiempo, resulta cálido y muy acogedor.
En el diseño se ha prestado especial atención a la distribución de las distintas áreas de la cocina, buscando el equilibrio entre las zonas equipadas y las libres para, así, lograr un espacio mucho más abierto y ligero, en el que los usuarios pueden moverse con total libertad. La zona de trabajo se concentra en una esquina de la estancia, conformada por una distribución en L de muebles bajos y columnas que se completa con una isla central. Con esta disposición, las áreas de preparación, fregado, cocción, hornos y almacenaje se encuentran muy próximas unas a otras, por lo que se minimizan los recorridos entre ellas a la hora de elaborar un plato.
En la pared de enfrente, a lo largo de más de cuatro metros, se dispone un amueblamiento lineal de armarios columna, altos y estantes que, además de incorporar la zona de frío, ofrece múltiples soluciones de almacenaje y organización, todo ello respetando un amplio corredor que atraviesa la estancia para conectar sus dos puertas de acceso. Por último, la zona de office se sitúa a la misma distancia de la isla que de la zona de la zona adicional de columnas, con el objetivo de facilitar las tareas de poner la mesa y servir o retirar los platos.
A mi me encantan los contrastes y el equilibrio que se ha logrado a través de la mezcla de estilos y materiales. No siempre es fácil fusionar cosas tan diferentes y que el conjunto resulte armónico y acogedor, pero en este caso el resultado es de diez. ¿No os parece?
Más información | Brezo y Santos
Fotos | Esther Carmona
En Decoesfera | 'La distribución en isla invita a trabajar en equipo'. Entrevistamos a SANTOS, expertos en cocinas