Las cocinas abiertas están de moda. Tanto en las casas de obra nueva, como en buena parte de las reformas, la cocina queda abierta al resto de la casa. En algunos casos se instala una puerta corredera en la cocina para intentar separar ambientes y evitar que el olor a comida se expanda por toda la casa, aunque sin renunciar a la amplitud y a la conexión visual que proporciona este elemento transparente.
Sin embargo, poner una puerta corredera no es la panacea, teniendo ciertos problemas que merece la pena conocer antes de tomar la decisión de gastarse el dinero en instalarla.
Los problemas de las puertas correderas
- Para empezar, para poner una puerta corredera hace falta espacio. Y tener clara la dirección en la que se abrirá la pueta. Este tipo de puertas impiden utilizar la pared en la que se empotra la hoja, ya que no se pueden pasar instalaciones, colgar nada o poner muebles. Eso puede dificultar la distribución de la cocina.
- Muchas puertas correderas no proporcionan una buena estanqueidad o hermeticidad. No son acústicamente estancas, por lo que ruidos típicos de la cocina como el de la lavadora o el lavavajillas se oirán. Además, la mayor parte de las puertas correderas no evitan que se escape el humo o el olor a comida, ya que son menos estancas que las puertas habituales.
- Las estancias que comunica la puerta corredera debe tener el mismo tipo de suelo y la misma altura de techo para que el efecto sea el deseado y exista la conexión visual y la continuidad decorativa.
- No son cómodas a la hora de manipular, ya que son más complicadas de abrir que las puertas abatibles. Especialmente, si llevas las manos ocupadas con platos o con una cacerola caliente. En el caso de las puertas habituales, es fácil abrirlas usando un codo, o cerrarlas ayudándote del pie. Con las puertas abatibles, olvídate de hacerlo así, solo podrás abrirla con las manos.
- Las puertas correderas son más caras que las habituales. No por la puerta en sí, sino por el premarco de muchos modelos. Si además quieres instalar un muro acristalado, o una puerta empotrada, el precio puede dispararse.
- Necesitan más mantenimiento. Dependiendo del sistema de apertura, la puerta puede tener rieles que hay que limpiar y mantener si quieres evitar que se atasquen o que no funcionen debidamente.
- Si instalas una puerta corredera empotrada que queda oculta al abrirla entre dos paredes, necesitarás una obra bastante complicada, ya que necesitamos una doble pared con hueco en el medio. Además, eso supondrá una pérdida de algunos centímetros. En casas grandes puede que no importe, pero en casas pequeñas, es para pensárselo.
Fotografías | Pro Creators para Canva.con, Flipsnack en Unsplash
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