Lo admito. Siento debilidad por lo retro. Creo que tenemos mucho que aprender del pasado y que eso de que los arquitectos siempre desechamos lo viejo y buscamos lo nuevo es una creencia popular poco acertada.
Al menos mi opinión es que a veces es mejor dar un paso atrás para dar dos hacia delante. Volver a las raíces del diseño para ver que se ha perdido por el camino.
Eso, y aprovechar el tirón que tiene la nostalgia hoy en día, es lo que ha hecho Bosch en IFA 2009 con la presentación de su línea de electrodomésticos con aires de ayer.
No han sido los primeros, Smeg y Gorenje ya tienen modelos parecidos en el mercado, pero se agradece.
Lo más destacable de Bosch Classics son los frigoríficos, en los que se ha aplicado meticulosamente una estética muy de los años 50; con sus curvas, sus tiradores, sus tipografías, y esa habilidad para convertir los colores puros en algo que yo definiría como cremoso.
Obviamente, todo lo que tienen de retro por fuera, lo tienen de moderno por dentro. Bastante espaciosos dado su reducido tamaño, con No-Frost, sistema antibacterias, congelador de 4 estrellas con bandeja para hielos… en fin, el paquete completo.
Un diseño bastante conseguido, pero con el que hay que tener mucho cuidado, no vale ponerlo entre dos armarios en nuestras cocinas tradicionales. Es perfecto para una cocina ecléctica en la que puede tener un papel protagonista el solito en una pared.
Para dar la puntilla, mientras curioseaba por el stand, me encontré un aspirador que iría a juego con mi casa de los 60. Si bien el aspecto del cuerpo es un tanto indefinido, el tubo tiene un revestimiento con muchas reminiscencias.
A mi me recuerda a los cables de las planchas, que por cierto siguen igual desde hace años. Ya quisiéramos muchos poder decir lo mismo.
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